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¿Es seguro beber agua del grifo?

Un estudio revela que uno de los factores que más influyen a la hora de que los consumidores se decanten por el agua embotellada son el sabor y olor del agua del grifo. Sin embargo, ¿es realmente peor su calidad?

Día mundial del agua
Día mundial del agua
Sònia Parladé

Periodista

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha en la que se conmemora uno de los bienes más preciados de nuestro planeta y un recurso natural que hay que cuidar y, sobre todo, educar para no malgastar, pues es esencial y fundamental para nuestra supervivencia, nuestro desarrollo y la paz mundial y, contrariamente a lo que muchos creen, no es ilimitado.

Sin embargo, las grandes ciudades cada vez están más pobladas y más contaminadas, algo que provoca que muchas personas opten por comprar agua embotellada para beber, a menudo a raíz del mal sabor y olor del agua que viene directamente del grifo de nuestras cocinas.

Sin ir más lejos, en 2018 en España se consumieron alrededor de 2.600 millones de litros de agua embotellada, siendo Canarias, Baleares, Comunidad Valenciana y Cataluña las comunidades autónomas con un mayor consumo de esta.

Pero ¿es realmente más sano beber agua embotellada y comprada en supermercados? ¿Influye negativamente en nuestra salud consumir agua directamente del grifo? ¿Qué factores influyen a la hora de beberla de una manera u otra?

La presencia de los niños en los hogares, aspecto clave

Un grupo de investigadores entre los que han participado profesionales de las universidades UOC y UAB y el Institut d’Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona han realizado un estudio que revela que los principales factores que explican la preferencia por el agua embotellada son la mala calidad que se percibe del agua del grifo, la falta de un sistema de tratamiento hídrico en el hogar y la presencia de niños.

“La percepción de los encuestados sobre la calidad del agua, que puede incluir desde consideraciones organolépticas (impresiones sensoriales) hasta preocupaciones sanitarias relacionadas con la dureza del agua, era la variable más influyente a la hora de escoger entre agua embotellada o sistemas de tratamiento en el hogar”, afirma Hug March, coautor del estudio.

En la investigación, publicada en la revista ‘Water’, se trabajó con hasta 581 hogares catalanes mediante entrevistas telefónicas a sus convivientes realizadas en abril de 2015. “El resultado que nos sorprendió más fue la importante presencia de algún tipo de sistema de tratamiento de agua en el hogar, por ejemplo, jarras de carbono activo o sistemas más complejos como la osmosis inversa”, señala March.

Otros datos del estudio muestran que un tercio de los hogares (el 31,2%) disponía de, mínimo, uno de estos sistemas. Los más comunes fueron los descalcificadores de agua y los ya mencionados de osmosis inversa, seguidos de jarras o botellas con filtro de agua.

Cómo influyen el sabor y el olor

Los resultados de la investigación también indican que preocupa más beber agua del grifo que usarla para cocinar: hasta un 80% de los hogares afirmaron que el agua del grifo para cocinar era, como mínimo, “aceptable”, mientras que esa relación disminuyó hasta el 65% en relación con la ingesta.

¿Y cuáles son las principales motivaciones para escoger el agua embotellada? En primer lugar, el hecho de que tenga un mejor sabor y olor que el agua del grifo (51,3%), seguido por los motivos de salud, con un 34,2%.

Es totalmente seguro consumir agua del grifo en términos fisicoquímicos y microbiológicos

“En general y en nuestro contexto geográfico, el agua del grifo pasa muchos controles sanitarios de manera muy recurrente que aseguran que es seguro consumirla en términos fisicoquímicos y microbiológicos”, resalta el investigador.

Sin embargo, una cosa muy diferente es la percepción de su calidad, algo mucho más subjetivo y, según el experto, ligado con la dureza del agua y la presencia de ciertos minerales en una cantidad más o menos elevada en la fuente utilizada para el subministro.

“También es cierto que para ciertas condiciones individuales puede haber prescripciones médicas de evitar aguas con durezas elevadas, aunque estén dentro de los límites legales, y recomendaciones de consumir aguas de mineralización baja”, añade.

Agua sostenible

Los resultados muestran que las instituciones públicas y los suministradores de agua todavía tienen un largo camino que recorrer para convencer a los consumidores de que consumir agua del grifo es totalmente seguro, independientemente de nuestra percepción de su sabor.

Además, y si entramos en cuestiones de sostenibilidad, March recuerda que el agua del grifo es la opción que implica un impacto medioambiental más bajo. Si seguimos prefiriendo el agua embotellada, hay que intentar generar los mínimos residuos, utilizar envases de gran capacidad y, sobre todo, reciclarlos después de su uso.

Sobre el autor
Sònia Parladé

Licenciada en periodismo por la Universidad Autónoma de Bellaterra. Ha colaborado en varios medios como elNacional.cat, TimeJust, Cuatrovoces...

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