Un profesor con graves problemas de visión podría ser beneficiario de una pensión de incapacidad total, que le protegería económicamente por no poder ejercer su trabajo habitual. O parcial en caso de que simplemente le provocara obstáculos para hacerlo, pero no precisara abandonar su ocupación. Y si, por ejemplo, su patología visual empeorara y superara ciertos parámetros, provocando limitaciones para cualquier tipo de empleo, podría tener derecho a un grado más elevado de invalidez: la incapacidad absoluta o una Gran Invalidez.
No existe una lista oficial de patologías que el INSS tenga como referencia para conceder o no este tipo de pensiones
Estos y otros muchos ejemplos son los que podemos encontrar si hablamos de incapacidad permanente: una prestación que ofrece la Seguridad Social por no poder desarrollar una actividad laboral, en mayor o menor medida, debido a una enfermedad o lesión. Pero no hay una lista oficial de patologías que el INSS tenga como referencia para conceder o no este tipo de pensiones. Lo que se valora es si la dolencia tiene síntomas o secuelas que sean invalidantes. De ahí que una misma patología puede ser causa de invalidez para una persona, pero no para otra.
No obstante, y teniendo en cuenta que muchos casos de incapacidad permanente acaban ante los tribunales por las escasas pensiones de incapacidad que concede la Seguridad Social, el despacho Campmany Abogados ha elaborado un listado de las enfermedades incapacitantes en España. Una relación de afecciones que son frecuentes en muchas sentencias judiciales favorables al trabajador.