Seguramente nos costará encontrar a alguien que no admita vivir estresado. O, por lo menos, vivir con prisa, con un montón de cosas por hacer y con menos tiempo del que querría para dedicar a las cosas y a las personas que realmente le interesan y le hacen feliz.
Y es que la lista de nuestras obligaciones suele ser larga, pero eso no significa que debamos entrar en una actitud pasiva, resignada o negativa. Porque, si caemos en esa trampa, estaremos boicoteándonos a nosotros mismos y tiñendo de un color muy oscuro todo lo que nos rodea…
La conocida como plegaria u oración de la serenidad puede ser un gran punto de partida para enfocar tu energía diaria, seas o no una persona creyente: “Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.
Partiendo de esta serena, pero constructiva base, vamos a ver qué consejos podemos seguir para tener un mejor día: