Beatriz Larrea es una nutricionista holística de pies a cabeza. Porque, a pesar de estar especializada en cómo comer, asegura que existen otros factores, como la calidad de nuestro sueño o nuestro bienestar mental y emocional, que son todavía más importantes que la dieta que seguimos.
Para ella, nuestros hábitos diarios están condicionando nuestro presente, pero, sobre todo, el tipo de vida que tendremos de aquí a veinte, treinta o cuarenta años. Cuando habremos envejecido y, posiblemente, podamos enfrentarnos a una de las muchas enfermedades crónicas que predominan en las sociedades occidentales, pero que podríamos haber prevenido.
Para evitarlo, y para vivir con mucha más salud, paz y armonía, tanto en el presente como en el futuro, Beatriz Larrea propone un nuevo estilo de vida antiinflammaging, basado en la constancia, la conciencia, la slow life y el amor propio. Eso sí, nos advierte que la vida sana también es adictiva.
Su primer libro, Tu cuerpo en llamas. Todas las claves para combatir la inflamación y revertir el envejecimiento nos servirá de base perfecta para ponerlo en práctica.

¿El estilo de vida occidental es pro inflamatorio?
Claro. El insomnio, la mala alimentación, el estrés, las emociones negativas o la vida sedentaria son factores que aceleran el proceso de envejecimiento, es decir, que encienden tu cuerpo en llamas.
Todas las enfermedades que golpean la sociedad occidental tienen inflamación de fondo
¿Qué relación hay entre inflamación y envejecimiento?
Yo soy una apasionada del mundo del envejecimiento y, a medida que me he ido formando, me he dado cuenta de que hay un común denominador, que es la inflamación. El proceso de envejecimiento es el principal factor de riesgo para enfermedades crónico-degenerativas. Todas las enfermedades que golpean la sociedad occidental como diabetes, obesidad, sobrepeso, enfermedades autoinmunes, cardiocerebrovasculares, Alzheimer, etc. tienen inflamación de fondo. Por eso existe el término inflammaging, que hace referencia a este híbrido entre inflamación y envejecimiento. Porque, si atacas un concepto, atacas también al otro.

¿El libro trata sobre cómo envejecer?
El libro trata sobre cómo envejecer bien, ¿cómo vas a vivir esos últimos 30 años de tu vida? Puedes vivirlos con vitalidad, con energía, con bienestar, teniendo un cuerpo fuerte que le dé forma a lo que tu mente piensa, o puedes vivirlos en una casa para ancianos, con Alzheimer, sin tener ninguna movilidad. Está en nuestras manos, y nos lo demuestra la ciencia. Por desgracia, a los 80 años ya es demasiado tarde, y siempre que hablas con ancianos te dicen que les gustaría haberlo hecho diferente. Por eso es importante llegar a la gente joven. Aunque aparezcan 20 o 30 años después, es ahora que estas enfermedades se están gestando en tu cuerpo.
Aunque enfermemos a los 70, es a los 40 que las enfermedades se van gestando
Explicas que la esperanza de vida es muy alta pero que, a partir de los 65, empezamos a tener poca calidad de vida. ¿De qué nos sirve vivir tanto si vivimos mal?
Sí, hemos alargado la expectativa de vida, pero no la expectativa de vida saludable. Los últimos años no deberían ser de soledad, tristeza y enfermedad. Esta es la verdadera medicina: no es que no vayamos a envejecer, sino que podemos hacerlo bien.
¿Qué significa estar inflamado?
Existen dos tipos de inflamación. Primero, la que todos conocemos, que es la inflamación aguda que aparece cuando nos cortamos o tenemos un virus, como respuesta a un ataque y para que el sistema inmunológico pueda pelear. Y cuando termina la pelea, baja la inflamación.
Pero luego hay la inflamación crónica de bajo grado, vinculada a nuestro estilo de vida, que es silenciosa y que no la sentimos. Pero que, poco a poco, va ganando terreno en tu cuerpo hasta que se desarrolla la enfermedad. Si tú tienes un ejército que está constantemente activo, sin nada contra qué pelear, va a ser muy costoso y se acabarán peleando entre ellos. Y aquí es cuando aparecen las enfermedades autoinmunes. De manera que el proceso inflamatorio no baja.
En pocas palabras, la inflamación es una sobreactivación del sistema inmunológico como respuesta a un agente externo que lo mantiene encendido de manera constante. Y estas armas nucleares que generan nuestras defensas se convierten en un factor de riesgo para todas las enfermedades crónicas que conocemos hoy.
Casi todo el mundo está inflamado
Pero si es tan silenciosa, ¿cómo sabemos que estamos inflamados?
Casi todo el mundo está inflamado. Todos los que tienen una enfermedad autoinmune, que ya sabemos que es entre un 10 y un 20 por ciento de la población, cualquier persona que tiene una enfermedad crónica, sobrepeso u obesidad. En la grasa abdominal, que es esta grasa que se genera por resistencia a la insulina, por el cortisol, por el estrés, etc. es un tejido metabólicamente activo. Eso significa que tienes células, los adipocitos, que generan sustancias inflamatorias, por lo que todo tu estómago está constantemente en llamas.
También si estamos estresados de manera crónica. O los que están amargados o deprimidos, también. Y, dentro de estos factores, entra el 90% de la población.
Por desgracia, cuando vamos al médico por cualquier de estos problemas, normalmente tratamos el síntoma, pero no las causas de fondo. Los dietistas y nutricionistas deberíamos ser inflamólogos. Porque todo está basado en esta inflamación sistémica.
Es fácil relacionar inflamación con sobrepeso. Pero también podemos estar delgados e inflamados, ¿no?
Claro, los delgados también se mueren de enfermedades. Es cierto que el sobrepeso es un factor de riesgo, pero no se trata de estar delgado, sino de estar sano. No quiero que te pongas a dieta para bajar de peso, sino que cambies tu alimentación para estar más sano.
Por tanto, el peso es solo un indicador más.
Sí. Como cualquier otro. Por ejemplo, el insomnio, la vida sedentaria, los problemas en la piel, etc.
Los casos graves de Covid-19 mueren por esta tormenta de citoquinas, que es esta inflamación sistémica
¿Crees que se ha puesto de moda, hablar de inflamación?
Bueno, cada vez hay más información. Por ejemplo, sabemos que los casos graves de Covid-19 mueren por esta tormenta de citoquinas, que es esta inflamación sistémica. Yo creo que cada vez hay más conciencia y más maneras de medirlo. Las analíticas de microbiota, por ejemplo, nos dan mucha información.
Sin embargo, hay que seguir educando a la población porque la mayoría todavía cree que la inflamación equivale a la distensión y al sobrepeso, y no es lo mismo.

A la población, pero también a los profesionales médicos, porque la mayoría no tienen esta visión holística…
El sistema médico no forma a los profesionales en nutrición, por ejemplo, por eso suelen tratar solo los síntomas. Las enfermedades autoinmunes no se van a arreglar con cortisona, de esta manera solo taparemos los síntomas, pero tenemos que ver por qué nuestro sistema inmune está peleando tanto. De hecho, este también es uno de los objetivos de mi libro, llegar a profesionales de la salud para que juntemos fuerzas y hagamos un equipo multidisciplinar para poder atacar esta pandemia de muertes prematuras desde todos los frentes.
Hay dos factores que son todavía más importantes que la alimentación: el sueño y la felicidad
Y no solo con alimentación.
¡Claro! Porque no nos servirá de nada comer muy bien si estamos estresados, nos pasamos el día sentados y no dormimos bien. Hay dos factores que son todavía más importantes que la alimentación: el sueño, que tiene un efecto dominó con el resto de hábitos, y nuestra salud mental y emocional. ¿Estás haciendo lo que te gusta en la vida o estás persiguiendo quien sabe qué, corriendo para todos lados y haciendo cosas que te hacen sentir triste y miserable? ¿Quién eres y qué quieres hacer de tu vida? El estrés, el insomnio, la ansiedad, la depresión o la tristeza inflaman. Pero los abrazos, el amor, la gratitud o nuestro propósito de vida desinflaman. Así que, ¡qué maravilla saber que esto está en nosotros! La manera en que vemos el mundo va a generar compuesto inflamatorios o antiinflamatorios.
Cuando te enfocas en lo positivo, tu vida cambia, y no necesitas nada. Nuestra mente es la mayor farmacia. ¡No necesitas un ibuprofeno sino amor, abrazos y oxitocina!
El estrés, el insomnio, la ansiedad, la depresión o la tristeza inflaman. Pero los abrazos, el amor, la gratitud o nuestro propósito de vida desinflaman
Bueno, no sé si es tan sencillo, puesto que todo nuestro estilo de vida nos impulsa hacia vivir de prisa y con estrés.
Sí, pero todo depende de tus prioridades. Yo, por ejemplo, le declaré la guerra al estrés. Y puse todos mis recursos a pelear contra el enemigo, y cambié muchas cosas de mi vida. Ahora gano menos dinero, no tuve los tres hijos que quería sino uno, me divorcié… O atacas el estrés, o el estrés te va a atacar a ti. La gran recomendación que puedo dar es darle prioridad y pensar qué cosas puedes hacer en tu día a día, como meditar cinco minutos, apuntar tres cosas por las que estás agradecido, tomarte un batido sano por la mañana, ver o hablar con un amigo que te haga sentir bien en vez de pasarte en Instagram una hora y media al día, etc. Se trata de microdeciciones que nos impulsan hacia una dirección que puede transformar nuestro destino. Pero la base, como siempre, es la conciencia. Debemos parar, analizar y ejecutar.
Todo esto implica cierta incomodidad, ¿no?
Claro, los cambios siempre son incómodos. Pero es más incómodo vivir con desbalances hormonales, viéndote al espejo y no gustándote, con insomnio, sintiéndote mal… Porque, al final, la vida sana también es adictiva. Y eso no significa que no puedas volver a comer nunca más una pizza cuatro quesos. Lo importante no es lo que haces un día sino los hábitos diarios.
La vida sana también es adictiva
¿Cómo es una dieta antiinflamatoria?
La dieta es un factor que puede acelerar o frenar el proceso de inflamación. Porque los compuestos que se necesitan para que el sistema inmunológico funcione de una manera óptima, y para apagar ciertos marcadores inflamatorios, los encontramos en los alimentos. En libro, a algunos de ellos, los llamo “los bomberos”. Se trata, por ejemplo, de las catequinas del té matcha, la apigenina de la manzanilla, los flavonoides del cacao o los frutos rojos o los polifenoles del aceite de oliva virgen extra.
¿Cuáles son los malos de la película?
En primer lugar, las grasas saturadas, que encontramos en los embutidos, en la carne roja, en los lácteos o fermentados, las grasas no oxidadas de los ultraprocesados, o el azúcar, por la resistencia a la insulina.
Mientras tu alimentación esté basada en alimentos reales, come lo que quieras
¿Y los buenos?
Todos los alimentos que sean comida real. Me da igual si eres paleo, keto, vegana, flexitariana o lo que sea. Mientras tu alimentación esté basada en alimentos reales, come lo que quieras. Pero no barritas procesadas veganas o keto, porque nos encontraremos con el mismo problema.
En el pódium de los compuestos que bajan la inflamación encontramos los flavonoides, lo que brilla y está repleto de antioxidantes, como las cerezas, los frutos rojos, etc. También el omega-3 de las nueces, las semillas de lino, el pescado, las sardinas, las anchoas, los boquerones… También la fibra, porque alimenta a cierto tipo de bacterias beneficiosas. La base, como ves, son los alimentos reales, y una alimentación que te dé paz. No tiene sentido, por ejemplo, seguir una dieta keto si te está estresando y subiendo el cortisol.
¿Qué pasa con las legumbres?
¡Estoy harta de que me digan que las lentejas inflaman! Lo busqué por todas partes, en miles de estudios científicos, y no encontré ni uno que demostrara que las lentejas inflaman.
No existen los milagros, pero sí la constancia, la paciencia y las decisiones diarias para construir algo
Es importante entender que no se trata de una dieta sino de un estilo de vida, ¿no?
Claro. ¿Tú quieres verte y sentirte bien por un mes o por siempre? Debemos entender que nada de lo que hagamos en solo treinta días nos va a traer un resultado a largo plazo, porque el cuerpo se adapta a lo que hacemos en el largo plazo. Por eso no sirven de nada las dietas. Las microdecisiones sostenidas en el tiempo siempre nos van a dar mucho más resultado. No existen los milagros, pero sí la constancia, la paciencia y las decisiones diarias para construir algo.