Como en tantas cosas en la vida, el mundo se divide entre personas búho y alondras, las que necesitan desayunar o las que practican ayuno intermitente, las que entrenan a primera hora y las que lo dejan para el final del día, o las que se duchan por la mañana y las que prefieren hacerlo por la noche.
Evidentemente, nuestra logística personal tiene mucho que decir al respecto, ya que no es lo mismo trabajar en el turno de mañana que hacerlo en el de tarde, contar con horarios rígidos o bien ser un profesional autónomo, vivir solo o hacerlo en familia o con otras personas a cargo, etc. Sin embargo, nuestras preferencias personales, marcadas por nuestro cronotipo, nuestro metabolismo y nuestro reloj interno, siempre nos harán inclinar naturalmente hacia un lado u otro de la balanza.
Y es que ninguna de las opciones nombradas es mejor que otra: todas tienen sus ventajas y sus inconvenientes y la elección de una u otra debe ir en consonancia con nuestras necesidades personales. Que también pueden ir cambiando con el tiempo, y a las que debemos adaptarnos con amabilidad.
Así pues, ¿qué beneficios tiene ducharse por la mañana y qué beneficios tiene hacerlo por la noche?

Beneficios de la ducha matutina
Son muchos los que aseguran no ser persona si no toman a primera hora de la mañana un buen café. Pues bien, algo similar ocurre con la ducha matutina, ya que actúa como un potente estimulante capaz de despertarnos y cargarnos de energía para encarar un nuevo día.
Sin embargo, su efecto de activación viene muy condicionado por la temperatura del agua. De manera que conseguiremos un resultado mucho más rápido y profundo cuan más fría esté el agua, incluido durante la etapa invernal (no olvides todos los beneficios que nos trae la terapia de frío para el organismo).
La ducha matutina actúa como un potente estimulante capaz de despertarnos y cargarnos de energía para encarar un nuevo día
Si eres de los que prefiere la ducha por la mañana, ten en cuenta algunas otras rutinas que puedes añadir a este momento de aseo personal para potenciar todavía más sus efectos estimulantes en el cuerpo:
- Aprovecha para practicar el oil pulling: los minutos en los que estés en la ducha pueden ser un tiempo de oro para conseguir una limpieza bucal óptima a través de esta técnica milenaria ayurvédica que propone hacer un enjuague de quince minutos con aceite de coco. Un método sencillo y económico que actúa como un gran antiinflamatorio natural, capaz de desintoxicar tu organismo y prevenir y tratar problemas de salud oral.
- Hazte antes una exfoliación en seco: activarás fuertemente la circulación de tus piernas, eliminarás una gran cantidad de células muertas de la piel y harás una maravillosa prevención de la celulitis. Solo necesitas un buen cepillo de cerdas naturales y mucha constancia.
- Utiliza productos de higiene con efecto estimulante: olvídate de los geles relajantes de lavanda y opta por aquellos con aromas o aceites esenciales de efecto más activo. Los cítricos, la menta y otros productos naturales contribuirán a quitarte más rápidamente el sueño y a despertar todos tus sentidos.
- Acaba con un buen chorro de agua fría: si no aguantas la ducha entera, deja al menos el último minuto debajo del agua con una temperatura más baja, o tibia, o bien hazlo localmente en las piernas, siempre de abajo a arriba. Fortalecerás el sistema inmune, activarás el sistema circulatorio, mejorarás la calidad de la piel, la tolerancia al frío y te despertarás más que con el café.
Las duchas a primera hora de la mañana también son especialmente recomendables para la época de verano, en la que probablemente sudes mucho más en la cama y te apetezca empezar el día más fresco y limpio que una rosa.

Beneficios de la ducha por la tarde
Nos vamos ahora al otro punto de la balanza: si el aseo matutino nos activa, el aseo vespertino nos ayuda a relajarnos y a conciliar mucho mejor el sueño.
De hecho, las distintas terapias con agua son conocidas desde tiempos inmemoriales por su gran efecto sedante, que nos ayuda a librarnos de todas las tensiones, tanto físicas como mentales, que hemos ido acumulando a lo largo del día.
La ducha a última hora del día nos ayuda a relajarnos y a conciliar mejor el sueño
Por eso, son especialmente recomendables para todas aquellas personas con problemas para dormir, o que se encuentren en episodios de ansiedad o estrés. A nivel mental y emocional, además, también contribuye a hacernos sentir que dejamos atrás todas las experiencias negativas del día, y a reservarnos ese espacio de calma y relajación óptimas para cerrar la jornada con mucha más calma y sosiego.
Para potenciar todavía más su efecto relajante, puedes:
- Acompañar el baño de música suave
- Encender unas velas o un incienso, u optar por una iluminación tenue, que contribuya a bajar revoluciones
- Practicar estiramientos suaves o una breve sesión de yoga antes de entrar en la ducha
- Practicar la atención plena guiada o bien por libre
- Utilizar productos de higiene de efecto relajante: esta vez sí, escoge productos con aroma a lavanda, patchouli, bergamota, jazmín, manzanilla, etc.
- Aplicar crema o aceite hidratante corporal después de la ducha, realizando un suave masaje y convertirlo en un ritual de preparación para el descanso
- De vez en cuando, también puedes tomarte un baño
Y tú, ¿qué opción prefieres?