El tubo digestivo es un músculo que hay que entrenar para que funcione correctamente y requiere equilibrio, orden y cierto esfuerzo en las rutinas cotidianas. Está más que constatada la importancia de la salud intestinal como un valor imprescindible para la salud general del organismo.
Pero, ¿cómo sabemos que todo anda bien? El tránsito intestinal nos lo dirá
¿Cuándo nuestro ritmo o tránsito intestinal es normal? La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) define como tránsito o ritmo intestinal normal, el que se sitúa "en un máximo de tres deposiciones al día o un mínimo de tres deposiciones semanales", de consistencia formada, sin sensaciones asociadas de dolor, esfuerzo o percepción de evacuación incompleta. Son muchas las rutinas y circunstancias que pueden condicionar el tránsito intestinal: los hábitos dietéticos, la actividad física, los factores ambientales, los estados de ansiedad, estilos de vida, determinados fármacos, etc. Sin olvidar un aspecto esencial que es el equilibrio (eubiosis) o desequilibrio (disbiosis) de nuestra microbiota intestinal.
La microbiota, ese gran mundo pequeño
La palabra microbiota es el término que actualmente utilizamos para hacer referencia a lo que, clásicamente, se llamaba flora intestinal (una palabra que se desechó porque no estamos hablando, realmente, de plantas o flores sino de microorganismos vivos). En nuestro organismo, diferentes tipos de microbios saludables viven colonizando la piel y todas las mucosas de nuestro cuerpo que tienen comunicación con el exterior (aparato digestivo, boca, pulmón, vías urinarias, mucosa genital, garganta, nariz, oído, etc.), siendo los que viven en el intestino los más importantes para mantener nuestra salud, pero también para hacernos enfermar.
La superficie interior del intestino es la más grande de todo el organismo: tiene una extensión de más de 500 m2 -un tamaño muy parecido al de una pista de tenis- y aloja un total de 1014 (100.000.000.000.000) bacterias -una cifra superior al total de células que tiene el cuerpo humano-, que pesan unos 250 gramos. La microbiota intestinal está formada por muchos tipos de microorganismos (bacterias, virus, protozoos, arqueas, hongos y levaduras) que viven en perfecto equilibrio entre ellos y en continua relación con nosotros.
Nuestra relación con los microbios intestinales es absolutamente necesaria para mantener la salud integral de nuestro organismo
Los microbios intestinales no pueden vivir sin nosotros y ni nuestra salud, ni la vida, sería posible sin ellos.
El secreto está en el equilibrio. La microbiota intestinal establece un delicado y constante equilibrio entre una gran mayoría de microorganismos “buenos” o saludables y una minoría de microorganismos “no tan buenos” o patógenos facultativos. Forman parte de los microorganismos “buenos” diferentes grupos de trabajo o grupos funcionales con distintas acciones digestivas, inmunitarias, defensivas, metabólicas y neurológicas, entre otras, que actúan siempre de forma coordinada y que están conectados entre sí. El trabajo en equipo de estos grupos funcionales de microorganismos es el responsable de mantener el funcionamiento normal del medio intestinal y de la salud general del organismo.
Alteraciones del tránsito intestinal
La microbiota desempeña un papel clave en la salud, afectando a diversas actividades relacionadas con el funcionamiento normal de nuestro organismo y entre las que se incluye la motilidad (contracción muscular) de la pared intestinal que determina un tránsito o ritmo normal o alterado (diarrea o estreñimiento).
La diarrea es un proceso patológico que se caracteriza por un aumento de la frecuencia (más de 3 veces al día), del volumen y de la fluidez o consistencia (contenido en agua mayor al 75-80%) de las deposiciones intestinales. Se la considera un síntoma de una alteración gastrointestinal y no una enfermedad en sí misma (pudiendo ir acompañada de otros síntomas como vómitos, náuseas, dolor y espasmos abdominales, borborigmos, cefaleas y, en algunas ocasiones, de fiebre habitualmente de carácter leve).
¿Por qué tenemos diarrea? Su origen es multifactorial, ya que puede estar asociada a diferentes causas: funcionales (ansiedad, miedo, etc.), alimentarias (alergias, intolerancias, intoxicaciones, etc.), infecciones (gastroenteritis por virus, bacterias o parásitos), enfermedades inflamatorias intestinales (colon irritable, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, etc.), reacciones a los medicamentos (antibióticos, antinflamatorios, etc.), intoxicación por metales (mercurio, arsénico, etc.), problemas hepáticos, problemas pancreáticos, entre otras.
Todas estas posibles causas de diarrea tienen siempre un elemento en común que es un importante desorden la microbiota intestinal
Por esta razón, además de individualizar el enfoque terapéutico en cada una de las circunstancias descritas, es muy importante a la hora de tratar una diarrea trabajar la recuperación de la microbiota intestinal del paciente.
La Organización Mundial de Gastroenterología confirma que existe una fuerte evidencia de que las cepas probióticas como Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii son muy eficaces, tanto en niños como en adultos, para el tratamiento y/o prevención de la diarrea.
¿Estoy estreñido?
El 20% de la población española sufre estreñimiento y es el doble de frecuente en las mujeres que en los hombres. Podemos decir que estamos estreñidos si tenemos dos o más de estos síntomas:
- Dificultad en el 25% o más de las deposiciones
- Sensación de vaciado incompleto en el 25% o más de las deposiciones
- Heces duras o caprinas (con forma de pequeñas bolitas difíciles de evacuar) en el 25% o más de las defecaciones
- Menos de tres deposiciones semanales
La mejor manera de tratar el estreñimiento es de forma integrativa porque, como ya hemos explicado, es muy importante reequilibrar nuestra microbiota al ser la responsable de sintetizar sustancias que señalizan y estimulan la contracción y movimiento de la pared intestinal, estabilizan el tránsito y facilitan la correcta absorción de los nutrientes.
Pero además de abordar la disbiosis (desequilibrio), también es recomendable implementar unas saludables medidas higiénico-dietéticas como la de mantener un horario fijo para las deposiciones, nunca inhibir el reflejo de defecación, asegurar una ingesta estable y abundante de agua, mantener una dieta saludable y rica en fibra, comer despacio y con atención a la correcta masticación de los alimentos, practicar ejercicio físico con regularidad, etc. Debemos procurar evitar que nuestro cuerpo se habitúe a los laxantes.
Es importante no descuidar nuestra salud y ritmo intestinal
En la familia y con nuestros hijos es bueno normalizar -sin tabúes- las conversaciones “escatológicas”, estando atentos a posibles alteraciones del tránsito intestinal. Cuando empiezan los desequilibrios son fáciles de tratar, pero si se ocultan o no se les presta la adecuada atención, pueden ser la causa de problemas no sólo de salud intestinal, sino que también pueden llegar a afectar a nuestro organismo en general.
Dra. Mª Dolores de la Puerta, especialista en salud intestinal y microbiota de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI)
