Hace justo un año las calles permanecían prácticamente en silencio. Un hecho insólito en ciudades como Madrid o Barcelona en las que, por lo general, el ruido forma parte ya de su fisionomía urbana. Sin embargo, el confinamiento domiciliar abrió paso al descenso de las actividades productivas y de ocio y, como no, esto se tradujo en largas semanas en silencio. La ciudad volvía a cobrar una vida alejada del típico ruido metropolitano, con sus grúas y sus coches pasando a toda velocidad. Meses después, y aunque con mascarilla, hemos vuelto al ritmo de vida urbanita, los sonidos y el tráfico de las grandes arterias. Un ruido que no pasa desapercibido en nuestra salud y que ya es el segundo factor de estrés ambiental más dañino en Europa, detrás de la contaminación del aire por partículas finas.
La vida urbanita no ayuda desde luego a frenar las consecuencias que el ruido tiene en nuestra salud. En concreto, más de 100 millones de personas están expuestas cada día en Europa a niveles de ruido que perjudican seriamente su salud.
El éxodo rural producido entro los años 50 y 60 tuvo como resultado el aumento de población en las ciudades. Desde entonces, millones de personas pasan su día a día entre vehículos, zonas comerciales y espacios en construcción, es decir, escuchando el pi pi pi de una grúa que funciona de ocho de la mañana a ocho de la tarde. ¡Toda una tortura!
El idilio con el silencio del campo y la montaña solo se observa en un pequeño porcentaje de la población que ya ha decido mudarse a zonas rurales, desde donde incluso teletrabajan; aunque solo sea durante una temporada, como ocurre en el caso de los nómadas digitales.
Más de 100 millones de personas están expuestas cada día en Europa a niveles de ruido que afectan su salud
Pero lo que no podemos olvidar es que estos son casos aislados. Además, incluso las predicciones más claras apuntan a que en la próxima década el ruido aumentará tanto en las zonas urbanas como rurales, debido al crecimiento de las ciudades y la demanda de movilidad.
Actualmente, las cifras no son muy alentadoras. Una de cada cinco personas sufre diariamente la contaminación acústica, según un informe sobre contaminación acústica ambiental de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Por eso hoy, en el marco del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, volvemos la mirada hacia una realidad, la del ruido que nos interpela cada día, aunque apenas nos demos cuenta. ¿Acaso no has terminado por normalizar esos golpes que llegan desde fuera de casa e irrumpen en tu descanso? Los tapones están bien, como primer paliativo, pero es tan solo un parche que disimula el efecto que el ruido puede llegar a tener en nuestra salud diaria.
Consecuencias del ruido en nuestra salud y bienestar
Solo en España, cada año, la contaminación acústica provoca más de 1.000 muertes prematuras y 4.000 hospitalizaciones derivadas, además de las más de 2 millones de personas que sufren problemas relacionadas con el descanso nocturno. Estas son algunas de las consecuencias del exceso de ruido o contaminación acústica:
- Merma la concentración y reduce el rendimiento al interferir en nuestras actividades diarias.
- Puede ser un factor desencadenante de alteraciones de la audición.
- El ruido es el causante de numerosos trastornos psicológicos y del sueño. Estresa a las personas, activando el sistema nervioso y aumentando los niveles de hormonas.
- Un estudio publicado por el Journal of American College of Cardiology establece que la contaminación acústica altera el cuerpo a nivel celular, contribuyendo al desarrollo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca.
Grupos vulnerables
Aunque el cambio de carácter y el aumento de la susceptibilidad son los rasgos más visibles cuando un ruido nos molesta, lo cierto es que, como hemos visto, sus consecuencias van más allá de una simple queja.
Entre la población más afectada se encuentran grupos vulnerables, como ancianos, embarazadas, personas de bajos recursos y aquellas con enfermedades previas, pero también los más jóvenes.
La exposición excesiva al ruido contribuye a 48.000 nuevos casos de enfermedades cardíacas e incrementa el riesgo de padecer insomnio, cambios de humor y otras deficiencias cognitivas.
De hecho, en su informe World Report on Hearing, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que, actualmente, más de 1 billón de jóvenes están en riesgo de padecer pérdida auditiva.
Entorno laboral y malos hábitos de escucha
¿Qué ocurre con los espacios de trabajo? ¿No son acaso uno de los lugares en los que más tiempo pasamos y en los que más ruido podemos llegar a escuchar? Porque, aunque hemos hablado de cómo la ciudad es la cuna de la contaminación acústica, esto no termina en los espacios cerrados. También en ellos se necesitan ciertas exigencias acústicas que puedan aislarnos de los sonidos que tienen lugar en las calles. Sobre todo, ahora que muchas personas han convertido sus casas en su propia oficina. Y, de pronto se dan cuenta de que fuera, o incluso en la finca de al lado, un fuerte ruido perturba su concentración.
Según, la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo (EU-OSHA), entre un 25% y un 33% de los trabajadores están expuestos a ruidos excesivos durante al menos una cuarta parte de su jornada laboral.
Una exposición prolongada que aumenta considerablemente las probabilidades de padecer pérdida auditiva. Y es que tan solo una intensidad de ruido de más de 80dB durante 40 horas a la semana ya es suficiente para provocar daños auditivos.
Sin embargo, este no es el único factor de riesgo que daña la capacidad auditiva durante la jornada de trabajo. ¿Usas auriculares? ¿Con qué intensidad? Actualmente, la mayoría de la población trabaja y camina de aquí para allá conectada a unos auriculares.

El rango de intensidad medio en el uso de auriculares se encuentra ya entre 75dB y 105dB, a pesar de que una exposición continuada en el tiempo de 80dB ya es suficiente para causar daños en el oído.
Para la OMS, los umbrales de exposición al ruido considerados como saludables están por debajo de los 53 decibelios durante el día y de 45 por la noche para el tráfico rodado, considerado la principal causa de contaminación acústica.
Ahora que ya conoces cómo afecta el ruido en nuestro bienestar, es momento de bajarle la intensidad a esa canción que tanto te motiva. Luego aprovecha cualquier momento en silencio y desconecta del, muchas veces infernal, ruido de la city.