A finales de diciembre tenías claro que el mismo día uno de enero, o a lo sumo el dos, ibas a cambiar. Fuera todo lo que no te beneficiaba y a darle con ganas al gimnasio, al curso de inglés y a una dieta sana y equilibrada. De este año no iba a pasar que consiguieses levantarte temprano, salir a correr, desayunar equilibrado e ir bien planchado y motivado al trabajo.
Se terminaría para siempre eso de acumular ropa para la colada sin encontrar el momento de ponerla, el alcohol entre semana, la comida basura, el tabaco, el quedarte absorto mirando al móvil durante horas, el aparcarte en el sofá haciendo que ves la tele y algún que otro entretenimiento de esos que ni te divierten ni tienen ninguna utilidad.
Conseguir los propósitos, una tarea difícil
Incorporar un nuevo hábito es un esfuerzo casi titánico, así que no te frustres en exceso si no consigues convertirlo en costumbre a la primera. Dada la dificultad, tal vez el primer paso sea reducir la lista de buenos propósitos y quedarte solamente con lo que te apetece infinito o con lo que si no lo descartas, las consecuencias te van a doler.
¿Y cómo simplificar? Pregúntate lo primero para qué quieres hacer eso o con qué fin buscas abandonar aquello otro. Si no encuentras una respuesta fácil a ese para qué, borra eso de tu lista, no te motiva o no es prioritario para ti. Una vez que tu lista de buenos propósitos tenga una medida adecuada y cumpla un para qué, empieza a concretar: ¿cuándo, cuánto, cómo y dónde?
Si el objetivo no está bien definido, se va a diluir muy pronto; si te vienes arriba y te pasas de ambicioso, es fácil que se te quede grande y te desanimes, y si no tienes una idea clara de por dónde empezar, tú mismo te vas a boicotear.

4 pasos para convertir un propósito en hábito
Mejor pensar en pequeño para conseguir grandes logros, las nuevas rutinas se consiguen a partir de pequeñas acciones repetidas. Para facilitarte mantener en el tiempo esos amagos de hábitos que todavía están en el limbo entre sueño y realidad, te recomiendo seguir a rajatabla estos 4 pasos:
1. Busca un objetivo inteligente
Encuentra uno específico, medible, alcanzable, realista y realizable en un periodo concreto de tiempo. Cuanto más concretes esto, más fácil te resultará incorporar esa rutina. Define qué quieres, cómo lo vas a llevar a cabo, en cuánto tiempo y de qué manera. Cuanto más claro lo tengas, más fácil será convencerte para llevarlo a cabo; si no sabes qué te toca hoy, ya tienes la excusa perfecta para no ponerte a hacerlo.
2. Divide tu objetivo en pequeñas acciones diarias
Una vez definido el propósito, tienes que dividir el ternero en filetes para poderlo digerirlo. Si quieres correr una maratón, escribir un libro, ahorrar para un capricho, alimentarte de maravilla, ver más a tus amigos, salir a una hora razonable del trabajo o pasar más tiempo con tus hijos, necesitas concretar.
Piensa en qué vas a hacer para alcanzar ese objetivo, cuándo, dónde y de qué manera. Después programa por meses, o por semanas y una recomendación: sé conservador en tus metas, que no todos los días vas a estar tan motivado como hoy.

Propósitos para el 2023 que invocarán un año espectacular para ti
3. Mide tu progreso
Ser consciente de tus avances te ayuda a continuar el camino, así que registra tus logros y coméntalos si crees que quien te escuche te va a animar a seguir. Observa también cuándo has pinchado y por qué, si te ocurre eso mejor que insistir en lo que no sale, crea un hábito más realista y más cercano a tus intereses y a tus capacidades. Observa tus avances, toma nota de cuál es tu mejor momento o de qué forma te resulta más fácil seguir.
4. No te desanimes
Felicítate por tus logros y aprende de tus fracasos, si un plan no te está resultando modifícalo. Que te hayas propuesto llevar a cabo un propósito de determinada manera no significa que sea inamovible y no haya otras muchas formas de llegar a tu objetivo. Recuerda que menos es más, que tienes un para qué y que es más fácil cambiar un hábito por otro que incorporar uno nuevo.
Si has leído hasta aquí, puedes decidir empezar con mejor pie el próximo año, el mes que viene o el lunes… o dejarte de excusas y comenzar hoy, con un primer paso, el primero de muchos. Es más importante la calidad que la cantidad y antes de decirte que no tienes tiempo, identifica cuáles son los ladrones que te lo roban.