Hasta hace poco, era sabido por la comunidad científica que los bebés que nacen con bajo peso tienen más problemas cardiovasculares cuando son adultos. Ejemplo de ello son el hecho de tener hasta tres veces más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio, más riesgo de hipertensión, de ictus, de diabetes o de síndrome metabólico. Todas ellas, situaciones que se han relacionado siempre con un índice elevado de diabetes y obesidad.
Pero un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Cardiology y coordinado por investigadores de BCNatal-IDIBAPS, con el soporte de Fundació “la Caixa”, ha ido un paso más allá y ha averiguado por qué. “Vimos que los corazones de los niños nacidos con bajo peso presentaban diferencias en la función y en la estructura, y que estas diferencias que aparecen en la vida fetal se mantienen hasta la adolescencia”, explica el Dr. Eduard Gratacós, líder del equipo de investigación.
El estudio se llevó a cabo a través de 158 adultos, 81 de los cuales habían nacido con bajo peso, y 77, con peso normal. A todos ellos, se les hizo una resonancia cardíaca y una prueba de esfuerzo en bicicleta que revelaron resultados muy interesantes.
Resultados del estudio: diferencias en la estructura y la respuesta ante el esfuerzo
“La resonancia cardíaca demostró que las personas que habían nacido con bajo peso mantenían cambios en la estructura del corazón en la edad adulta. Su ventrículo derecho tenía una forma distinta”, explica Fàtima Crispo, médico especialista sénior de BCNatal y coordinadora científica del grupo de investigación de Medicina Fetal y Perinatal de l'IDIBAPS.
La capacidad de fuerza y de resistencia de los nacidos con bajo peso también resultó ser inferior a los adultos que habían nacido con peso normal
La conclusión llegó tras la prueba de resistencia deportiva que se realizó con una bicicleta estática y que demostró que los adultos que habían sido neonatos con poco peso se cansaban antes que los demás.

Los hábitos de vida marcan la diferencia
Al igual que sucede con cualquier otro segmento de población, llevar una vida lo más saludable posible con hábitos y rutinas que cuiden de nuestro organismo a todos los niveles es la mejor inversión y prevención que podemos hacer para manteneros sanos en todos los periodos de nuestra vida. De hecho, el estudio también reveló que las personas con sobrepeso, fumadoras y/o con una vida sedentaria presentaban cambios en el corazón todavía más marcados. Pero no debemos alarmarnos, al contrario.
Para Gratacós, “esta investigación demuestra de nuevo la importancia de la medicina fetal en la prevención de patologías de adulto. Si identificamos problemas de crecimiento fetal en el embarazo y promovemos hábitos saludables desde la infancia, evitaremos las consecuencias que los problemas fetales pueden comportar en la edad adulta”, concluye.
Por eso mismo, es crucial que todas las personas, pero en especial las que nacieron con bajo peso, pongan atención a seguir estos sencillos hábitos de salud cardiovascular:
- Mantener unos buenos niveles de colesterol y de tensión arterial
- Mantener siempre un peso saludable
- Evitar tóxicos como el tabaco, el alcohol y las drogas
- Mantenernos activos y practicar ejercicio de manera regular, especialmente con deportes cardiovasculares
- Asegurar una buena ingesta de ácidos grasos omega-3, así como de frutos rojos y alimentos ricos en antioxidantes
- No abusar de la sal en las comidas: en su lugar, podemos optar por enriquecer los platos con especies y hierbas frescas, muy sabrosas y con importantes propiedades nutricionales
- Seguir una dieta saludable, con gran presencia de alimentos frescos y vegetales, que evite los productos ultra procesados y que asegure un buen aporte de proteínas y de grasas de calidad