Tensión baja: causas, soluciones y qué comer para subirla

La hipotensión suele llegar acompañada de mareo y debilitamiento y puede incluso provocarnos un desmayo, especialmente en verano o en ambientes calurosos y sofocantes. Combátela con buenos hábitos de vida y una alimentación preventiva y saludable.

Tensión baja causas, soluciones y qué comer para subirla
Tensión baja causas, soluciones y qué comer para subirla
Oscar Casas

Periodista

Tumbado en la playa, tomando el sol, te levantas de repente y te mareas. ¿Te ha pasado? Seguro que sí, y en varias ocasiones, y también lejos del mar y en interiores. ¿El motivo? Probablemente, una bajada brusca de la tensión arterial, lo que suele provocar una cascada de desagradables síntomas relacionados con una sensación de debilidad y de disminución o pérdida de algunos sentidos.

Aunque, en la mayoría de casos no representa un cuadro médico grave, es importante aprender a prevenirlas, especialmente si somos propensos a padecerla, hace mucho calor o estamos embarazadas.

Qué es la hipotensión

La tensión o presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre que bombea el corazón contra las paredes de las arterias. Para controlarla, se tienen en cuenta dos valores: la presión sistólica, o máxima, que coincide con el latido del corazón, y la diastólica, o mínima, que equivaldría al breve estado de reposo entre latidos.

Para un adulto saludable, se considera que el rango adecuado debería ser inferior a 120/80. Es decir, a un máximo de 120 de presión sistólica y a un máximo de 80 de presión diastólica. Cuando superamos al alza estos valores, nos encontramos en un estado de hipertensión, que conlleva distintos riesgos para la salud.

Unos valores inferiores a 90/60 indican hipotensión

Sin embargo, unos rangos demasiado bajos también suponen algunos peligros que deberíamos evitar. Estaríamos hablando de valores inferiores a 90 milímetros de mercurio (mm Hg) de máxima, y a 60 mm Hg de mínima, es decir, de un cuadro de hipotensión.

Causas que la provocan

Algunas personas son más propensas que otras a sufrir hipotensión, y también existen determinados estados fisiológicos o ambientes que propician su bajada. Sin embargo, los hábitos de vida también juegan un papel importante en la fuerza de nuestra sangre.

Estas son algunas de las causas que pueden provocarla:

  • Embarazo
  • Bajo peso y desnutrición
  • Actividad física extenuante
  • Altas temperaturas y/o exposición excesiva al sol
  • Toma de determinados medicamentos, como diuréticos, ansiolíticos, etc.
  • Estrés y ansiedad
  • Toma excesiva de glucosa
  • Bajo consumo de sal
  • Bajada de glucosa
  • Deshidratación
  • Presencia de la bacteria Helicobacter Pyloris
  • Edad avanzada
  • Histamina excesiva en sangre
  • Problemas respiratorios
  • Enfermedades neurodegenerativas como Parkinson o demencias
Síntomas comunes hipotensión

Síntomas comunes

El síntoma más común e inicial de la hipotensión es el mareo o la sensación de debilitamiento general de nuestro cuerpo. A menudo, sentimos como “se nos va la cabeza”, una percepción interna que también puede venir acompañada de otras señales desagradables como confusión, falta de concentración, visión borrosa, pitidos en los oídos y hormigueo en distintas partes del cuerpo.

Lo más común es sentir como "se nos va la cabeza" y sufrimos una sensación de debilitamiento generalizado

En las bajadas más bruscas, podemos incluso llegar a desmayarnos, algo que puede ocurrir cuando nuestro cerebro no recibe suficiente cantidad de sangre. Además de ser una experiencia muy molesta, tampoco debemos subestimar los riesgos que puede conllevar una caída, por eso es importante evitarlas.

Si nos pasa, debemos sentarnos o, preferiblemente, estirarnos con las piernas más altas de la línea del corazón. Si debemos asistir a alguien que se acaba de desmayar, es conveniente estirar a la persona en el suelo levantándole las piernas hacia arriba con el objetivo de favorecer el retorno venoso, asegurarnos de que se hidrata adecuadamente y que el entorno no es demasiado caluroso. Una compresa fría en la frente podría ser de utilidad, así como una suficiente ventilación para que pueda respirar con facilidad. También la toma de determinados alimentos nos ayudará a recuperar la presión a niveles adecuados.

Qué comer para subir la tensión

Tradicionalmente se ha utilizado la sal, el azúcar y la cafeína como remedios rápidos para subir la presión arterial. Y, aunque pueden ser efectivos, no siempre representan las opciones más saludables a tener en cuenta, puesto que conllevan también numerosas contraindicaciones si se toman en exceso.

Infusión de regaliz
Infusión de regaliz

Por eso, deberíamos valorar que las cantidades que ingiramos de estos grupos de alimentos no nos perjudiquen más que nos beneficien. En ese sentido, un exceso de cafeína podría provocarnos taquicardias y problemas del sistema nervioso; un exceso de sal, problemas renales o cardíacos; y demasiado azúcar, un estado de hiperglucemia en sangre.

No deberíamos abusar de alimentos azucarados, salados o con cafeína si son ultra procesados

Estos son algunos de los alimentos saludables que pueden ayudarnos a subirla, tomados en su justa medida:

  • Agua mineralizada: para combatir la deshidratación
  • Café, té o cacao puro: por su contenido en cafeína, aunque no podemos abusar si no lo toleramos correctamente o estamos tomando demasiado para nuestro estado de salud actual
  • Regaliz: o en infusión o en pastilla, pero nunca en su versión de chuchería
  • Algas y agua de mar
  • Alimentos ricos en vitamina B como levadura nutricional, cereales integrales, huevos o frutos secos
  • Bacalao
  • Jamón serrano de calidad
  • Aceitunas
  • Anchoas

Es decir, un refresco de cola puede ser efectivo si lo tomamos en un momento de una bajada brusca de la tensión, pero siempre de manera puntual. Por tanto, si somos propensos a la hipotensión, no deberíamos consumirlo diariamente como método preventivo. En su lugar, es mucho mejor optar por todos estos alimentos alternativos, y mucho más sanos.

Otros remedios naturales

Como decíamos, existe también una importante relación entre nuestros hábitos de vida y la intensidad con la que circula la sangre por nuestras arterias. Por eso, conviene no perderlos de vista y ponerlos siempre en práctica de manera preventiva:

  • Ejercicio físico: si estamos en verano, es mucho más aconsejable practicarlo a primera o a última hora del día, evitando así la franja más calurosa de la jornada
  • Protección contra el sol y el calor: evitando las actividades físicas, incluidos los paseos, al mediodía. Es importante mantenerse frescos, utilizar sombrero y buscar siempre las zonas con sombra
  • Toma razonable de medicamentos: solo aquellos que sean realmente necesarios
  • Baja exposición a tóxicos: como el alcohol o las drogas
  • Control del estrés y la ansiedad: el yoga o el mindfulness pueden ser buenas prácticas para aprender a vivir más relajadamente, recuperar la conciencia corporal y sentirnos más serenos y tranquilos
Sobre el autor
Oscar Casas

Apasionado del deporte y de la vida saludable. Intento llevar a la práctica todo lo que divulgo en la red.

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