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Ir en bicicleta te permite llevar una vida sobre ruedas

Los beneficios de ir en bicicleta son muchos, no solo para tu salud sino para la del medioambiente. Descubre cómo pueden mejorar tu vida este transporte.

ir en bicicleta
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Las bicicletas son un medio de transporte que se está poniendo de moda en muchas grandes ciudades europeas. Detener el cambio climático y, por qué no, adoptar hábitos de vida más saludables llevan a un número cada vez más notable de personas a cambiar el coche por la bicicleta para desplazarse por la ciudad. Para hacerlo bien y sin riesgos, conviene conocer tus derechos y obligaciones antes de lanzarse a pedalear entre rotondas y semáforos.

La hegemonía del coche sobre el asfalto urbano tiene los días contados. Al menos, hasta que aparezcan soluciones eléctricas no contaminantes a precios asequibles. Pero la alternativa en las grandes ciudades no es solo ir a pie. Los sustitutos vienen sobre ruedas. La bicicleta, y, en menor medida, el patinete, se abren paso como alternativas saludables –para quien las conduce y para el entorno– al motor de explosión. De hecho, el 1,6% de los españoles ya utiliza la bicicleta a diario como medio de transporte habitual. Y cada vez son más quienes dejan el coche en casa, pasan del transporte público y optan por ser autónomos en sus desplazamientos cotidianos.

Guerra a la contaminación

Un coche emite 122 gramos de CO2 (el causante del efecto invernadero) por kilómetro. Solo en nuestro país, los vehículos generan casi 50 millones de toneladas de ese gas al año, el equivalente al peso de ocho pirámides de Egipto. El resto de desechos volatilizados va directo a nuestros pulmones, aumentando la incidencia de afecciones respiratorias. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) estima que ese aire viciado se lleva por delante cada año a 487.000 personas en el Viejo Continente. Solo en España, la cifra asciende 31.000 fallecidos por respirar ese cóctel letal a base de partículas de metales pesados, dióxido de carbono y ozono troposférico. Los efectos del cambio climático y la necesidad de velar por la salud de los ciudadanos llevan a los ayuntamientos a limitar el tráfico rodado. El propio Director General de la DGT, Gregorio Serrano, afirmaba durante la presentación del Barómetro de la Bicicleta en España 2017 que este vehículo a dos ruedas “ha llegado a nuestras calles y carreteras para quedarse. Por eso la DGT apuesta por promover la bicicleta como medio seguro, sano y sostenible. Estamos desarrollando numerosas acciones para que el desplazamiento de los ciclistas pueda hacerse de forma segura, al tiempo que se trabaja en el Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta”.

Nuevas necesidades

Pese a que seis de cada diez españoles poseen una bicicleta para uso personal aún estamos muy lejos de nuestros vecinos del norte de Europa donde desplazarse pedaleando es normal. “Aquí hay poca tradición deportiva. Es un reto que los más jóvenes sí están asumiendo”, apunta Javier Vasallo, director comercial de Btwin. Queda animarse a usarla por la ciudad entre semana. Y eso es una asignatura pendiente en la que debemos trabajar mano a mano los fabricantes y las autoridades”, comenta Vasallo..

Un nuevo concepto de parking

 “El siguiente problema es la falta de aparcamientos para bicicletas y los robos. Muchas personas lo salvan guardándola en el balcón o subiéndola a la oficina. Es algo que los consistorios aún han de mejorar, como ya sucede en ciudades como Ámsterdam o Zúrich, con enormes ciclo-aparcamientos. Hasta entonces la solución son las plegables, incluso eléctricas. Las hay con un sistema tan sencillo que en 30 segundos puedes tener desmontado el cuadro y la potencia. Y solo pesa un poco más de 17 kilos”. También hay patinetes plegables, con y sin batería. “Pesan entre 4,5 y 5,6 kilos. Hay bolsas porta patinetes que permiten llevarlo colgado del hombro a cualquier parte”, comenta su compañera Alba Alsoued, experta en deportes de deslizamiento sobre asfalto de Decathlon.

Aprendiendo

De niños le pillamos el truco a dar a los pedales y ya no se olvida. Otra cosa es circular, convertirse en un vehículo más. Ahí la cosa se complica y hacen falta algunas consignas para rodar con seguridad. Lo primero es aprender a indicar al resto de conductores hacia dónde vas a ir. “A mis pupilos, hasta que no son capaces de soltar una mano del manillar para señalizar un cambio de dirección, no les permito salir al asfalto. Debe hacerse con soltura, sin agarrotarse, dando tiempo al resto de vehículos o de bicicletas para advertir tu maniobra”, declara Jaime Menéndez de Luarca, entrenador de triatlón. “Lo segundo es saber cambiar de dirección o frenar en cuestión de segundos sin perder el equilibrio. Sucede cuando de pronto un coche invade la calzada marcha atrás o cuando un peatón irrumpe por donde no te lo esperas. Si en ese momento te caes de la bicicleta en mitad del asfalto puede acabar en tragedia”, advierte Menéndez de Luarca. Aunque el casco no es obligatorio entre los adultos, sí que es más que aconsejable para evitar estos riesgos. El resto es una lucha por la coexistencia con los coches. La introducción de vías ciclables es una buena alternativa, pero por lo general toca compartir el espacio con los coches. E implica respetar las señales de tráfico, los límites de velocidad y el resto de prohibiciones, como no usar el móvil en marcha o no conducir bajo los efectos de alcohol o drogas. Y no avasallar a los peatones, los más frágiles. Aviso: en la acera y los pasos de cebra hay que bajar y caminar. Así lo marca la ley. Porque la calle es de todos.

Hazte visible

No es que los conductores tengan manía a los ciclistas. Son figuras de menor tamaño que deben hacer todo lo posible por hacerse ver. Apunta: desde llevar luces y prendas reflectantes a seguir una trayectoria recta o no acercarse a los coches.

Alúmbrate: la ley obliga a instalar una luz delantera y un catadrióptico trasero, así como llevar una prenda reflectante visible a 150 metros para circular de noche por vías interurbanas o para entrar en un túnel. Las luces rojas traseras intensas y parpadeantes harán que se te vea a bastante distancia.

Con lluvia: aunque estemos a plena luz del día, la lluvia reduce mucho la visibilidad y aumenta la distancia de frenado. Para que los conductores te vean con mucha antelación vístete con tonos vivos, echa mano de brazaletes reflectantes e instala luces de clip en la mochila o en la parte trasera.

Sin auriculares: sobre ruedas debemos tener los cinco sentidos alerta. Por eso la ley prohíbe llevar cualquier tipo de dispositivo que impida escuchar las señales acústicas del tráfico. Además hay que instalar un timbre para avisar a los peatones de nuestra presencia. Ni bocinas ni ninguna otra locura sonora.

Sé previsible: no basta con que te vean. Eres un vehículo más, así que circula de forma que no sorprenda ni a los conductores ni a los peatones. Nada de saltar de la calzada a la acera cuando se cierra un semáforo ni de hacer giros imprevistos. No solo está prohibido: es una temeridad y una falta absoluta de civismo.

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