El dolor de espalda es uno de los problemas de salud más recurrentes para la mayoría de españoles. Es una de las primeres causas de baja laboral en nuestro país. De hecho, 8 de cada 10 personas lo sufren en algún momento de sus vidas.
Nuestra parte posterior es una estructura muy compleja formada por músculos, huesos, ligamentos, tendones, nervios y vasos sanguíneos que fácilmente sufren los estragos de nuestro día a día. De hecho, es la causa más frecuente de limitación de la actividad laboral en individuos de menos de 50 años, ocupando el tercer lugar en mayores de esta edad.
¿Qué es el dolor de espalda?
El malestar puede ser desde un hormigueo, una molestia leve, moderado, o un dolor fuerte y de carácter limitante que puede llegar a irradiar a otras zonas como las piernas, la cadera, la parte inferior del pie o las vísceras.
En casos poco frecuentes, el dolor de espalda puede incluso ocasionar problemas en la vejiga o en los intestinos. A diferenciar también, el agudo puede aparecer repentinamente y suele durar algunos días o semanas, mientras que el crónico puede durar más de tres meses.

Posibles causas del dolor de espalda
Aunque lo mejor es siempre consultar con un especialista que valore tu caso, entre las posibles causas están:
- Malas posturas de forma repetitiva
- Falta de ejercicio y pérdida del tono muscular
- Obesidad y sobrepeso
- Traumatismos, deformaciones, lesiones y fracturas
- Degeneración ósea y articular, muchas veces debido al paso de los años
- Tensión muscular y contractura muscular
- Embarazo
- Estreñimiento, causando presión en la parte baja
- Enfermedades de los órganos reproductores femeninos como endometriosis, quistes ováricos y miomas uterinos
- Emociones, pueden provocar un bloqueo de todo el sistema generando tensión en los músculos de la zona
¿Cómo aliviar el dolor de espalda?
De nuevo, en función de la causa el tratamiento será uno u otro, por lo que lo mejor siempre será consultar a un especialista que determine por qué viene esa molestia y cómo tratarla. Algunas recomendaciones generales son:
- Mantener un peso saludable
- Hacer ejercicio de bajo impacto para desarrollar fuerza y flexibilidad muscular
- Mantener una posición corporal correcta cuando estemos sentados, de pie y descansando
- Adoptar unas condiciones ergonómicas favorables al manipular cargas
- Usar un calzado cómodo y evitar tacones altos
- Tratamiento con analgésicos y antiinflamatorios
El tratamiento del dolor de espalda suele consistir en la toma de analgésicos e antiinflamatorios de la mano con ejercicios para aumentar la fuerza y la flexibilidad muscular. Sin embargo, aunque estas sustancias pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación, debemos tener en cuenta que no mejoran el problema subyacente y, a largo plazo, pueden dar molestias estomacales y subida de la presión arterial, entre otros síntomas, que debemos intentar evitar. Por lo tanto, debemos buscar una alternativa.

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Qué vitaminas podemos tomar para el el dolor de espalda
Una buena alternativa para evitar los posibles efectos secundarios del tratamiento a largo plazo es combinar los analgésicos y antiinflamatorios con las vitaminas del grupo B, especialmente las vitaminas B1, B6 y B12.
El Complejo B es un grupo de 8 vitaminas hidrosolubles relacionadas con el metabolismo celular. Es decir, vitaminas que se disuelven en agua y que nuestro organismo no puede almacenar, a excepción de la vitamina B12, que se acumula en gran parte en el hígado.
Las vitaminas del complejo B son varias, siendo la tiamina (B1), la piridoxina (B6) y la cianocobalamina (B12) las que tienen cierta evidencia para el uso en las dolencias de espalda. Cada vitamina tiene efectos sobre diferentes mecanismos, pero el máximo beneficio se presenta en la combinación y en la sinergia de las tres vitaminas.
Es cierto que no se tiene muy claro su mecanismo de acción en la disminución de las molestias, pero parecen estar involucradas en la modulación de la respuesta inflamatoria, en la contracción muscular, en la conducción de las señales nerviosas y en su acción neuroprotectora, ayudando a la regeneración neuronal y a la mielinización, regenerando así posibles nervios dañados.
También intervienen en el metabolismo de ciertos neurotransmisores como son la serotonina, la norepinefrina y la dopamina, sustancias químicas encargadas de transmitir mensajes por todo el sistema nervioso y claves para inhibir la transmisión medular del estímulo doloroso. Dicho de una manera más sencilla, tienen una acción analgésica frente el dolor.

¿Qué debemos tener en consideración?
Hay un par de cosas a las que debemos prestar especial atención en cuanto a los niveles de vitamina B6 y B12. Por una parte, los anticonceptivos hormonales se han asociado a una deficiencia y agotamiento de la vitamina B6 en el organismo y, por la otra, la vitamina B12 se encuentra principalmente en productos de origen animal, viéndose así comprometida en dietas veganas y vegetarianas.
En ambos casos y siempre con la supervisión de un especialista, el aporte de estas vitaminas a través de un suplemento del complejo B nos será de gran ayuda para evitar carencias y optimizar así el correcto aporte de nutrientes a nuestro organismo, independiente de si hay dolor de espada o no. Sin embargo, recuerda siempre: primero la alimentación y luego el complemento.
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