Lo más posible es que si escuchas la palabra lipedema no sepas ni de qué estamos hablando, pero cuando veas una fotografía de lo que es, sabrás reconocerlo. Aunque mucha gente al verlo lo asocia con obesidad, lo cierto es que se trata de una enfermedad muy desconocida y que nada tiene que ver con comer mal o no hacer ejercicio.
De hecho, por mucho ejercicio que hagas, puede que no pierdas ni un poco de esa grasa, que además se caracteriza por producir dolor. Cabe recalcar que, de momento, no existe una cura definitiva para el lipedema. No obstante, los tratamientos disponibles ayudan a reducir los síntomas.
Y si te preguntas cómo puedes saber si tienes lipedema, lo mejor que puedes hacer es contactar con un profesional especializado que pueda valorar tu caso, hacer el diagnóstico y explicar el tratamiento adecuado.
¿Qué es el lipedema?
Se trata de una enfermedad crónica que se caracteriza por un exceso anormal de grasa en zonas específicas del cuerpo, normalmente extremidades inferiores. A pesar de que el lipedema no es una condición peligrosa, puede ser muy dolorosa e influir negativamente en la calidad de vida de quienes la sufren. Además, puede acarrear complicaciones si no se trata.
Esta enfermedad está infradiagnosticada y suele confundirse con linfedema, obesidad o celulitis. Afecta sobretodo a mujeres en edad reproductiva, y parece estar relacionada con el embarazo y la menopausia.

¿Cómo se quita el lipedema?
El tratamiento conservador del lipedema incluye cambios en el estilo de vida, como hacer actividad física, controlar el peso y cuidar la dieta. Además, también existen técnicas como el drenaje linfático que pueden ayudar a mejorar la sintomatología. Los tres pilares básicos en estos cambios saludables serían:
Alimentación
Siempre hay que controlar la alimentación, pero si sufres lipedema, hay una serie de alimentos que no deberían faltar en tu dieta:
- Frutas y verduras: Deben ser la base, consumiendo un mínimo de 5 raciones al día. Su contenido en vitaminas y flavonoides les aportan capacidad antioxidante que pueden ayudar a reducir la inflamación. Asegúrate de incluir cítricos, verduras crucíferas, cebollas, frutos rojos, etc.
- Alimentos ricos en proteína: La proteína ayuda a ganar y mantener fuerza muscular, a la vez que nos aporta saciedad. Escoge fuentes de proteína magra como aves sin piel, huevos, pescado y legumbres.
- Frutos secos y semillas: Estos alimentos aportan ácidos grasos omega-3, con propiedades antiinflamatorias. Son una opción de tentempié para comer entre horas y para añadir a las comidas principales. Nueces, anacardos, semillas de chía, lino o calabaza son algunos de ellos pero puedes empezar a incluir aquellos que más te gusten. Eso sí, fíjate que no lleven sal añadida.
Es bien sabido que la resistencia a la insulina puede empeorar el lipedema. Por ello, es interesante limitar el consumo de hidratos de carbono refinados como la bollería, el pan blanco, los productos ultraprocesados, etc.

Actividad física
Las personas con lipedema deben evitar permanecer sentadas o de pie durante periodos prolongados. Practicar ejercicio físico de manera regular es beneficioso para la circulación, ayuda a mantener el peso corporal y a reducir el porcentaje de grasa. De ahí la importancia de mantenerse activo en estos casos. En cuanto al tipo de ejercicio, parecen ser especialmente beneficiosas las actividades de agua tales como la natación y el aquagym.
Masajes y otras terapias
Todas aquellas terapias que ayuden a activar la circulación y favorecer el drenaje venoso serán útiles para las personas que sufren esta enfermedad. Como, por ejemplo, el drenaje linfático manual o la presoterapia. La técnica de compresión con faja o vendaje también es recomendable.
Con todos estos cambios y tratamientos, como te decíamos antes, no se curará, pero mejorarán notablemente sus síntomas. Si quieres empezar a tratarlo, te dejamos una rutina de ejercicios para conseguir unas piernas fuertes y esbeltas desde casa. Pero, sobre todo, busca un buen profesional que te indique el mejor tratamiento a seguir.