Hace ya un tiempo que el creciente deseo de los hijos nacidos mediante técnicas de reproducción asistida por conocer su origen ha dado pie a una gran ola de cambios a escala mundial en las legislaciones que regulan la confidencialidad de los datos de los donantes. En España, esta tendencia, que ya se ha traducido en muchos otros países de la Unión Europea en una estricta obligatoriedad a la hora de desvelar la identidad de los donantes, ha dado pie a un fuerte debate que se ha centrado sobre todo entre la Sociedad Española de Fertilidad, a favor de mantener el anonimato, y el Comité de Bioética de España, partidario de levantarlo.
En el seno de este posible cambio legislativo yace una transformación cultural en la que la infertilidad ha dejado de ser en gran medida un estigma social, y las familias formadas a partir de técnicas de reproducción asistida se consideran cada vez más normales. Esto generado en muchos de los descendientes engendrados gracias a estos métodos el deseo de conocer la identidad de sus progenitores biológicos, algo que los grandes bancos de ADN accesibles por Internet en la actualidad ha facilitado en gran medida.
Sin embargo, a muchos especialistas del sector en nuestro país les preocupa que abolir el anonimato de los donantes pueda afectar negativamente a las donaciones, en un país que se encuentra actualmente a la cabeza de Europa en técnicas de reproducción asistida. Tal y como desvelaron los datos publicados por la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) referentes a 2014, España fue donde más niños nacieron gracias a estas técnicas.
Actualmente, ¿qué dice la ley española sobre el anonimato?
Nuestra legislación garantiza la confidencialidad del donante, salvo en dos excepciones: cuando la vida del niño está en peligro, o si se necesita conocer al donante por motivos de derecho penal. Pese a todo, las mujeres que se someten a tratamientos de inseminación artificial pueden solicitar cierta información médica sobre el donante.
¿Cuál es la situación en el resto de Europa?
Mientras que en muchos países como Francia, Bélgica, Italia o España el anonimato del donante es obligatorio, otros han optado por reducirlo esta obligatoriedad a una opción, y otros cuantos han prohibido el anonimato del donante, como es el caso de Suecia, Alemania, Holanda o Reino Unido. Y todo indica a que la tendencia por parte de los organismos consultivos en reproducción asistida es hacia esta última opción.
En este contexto, el Comité de Bioética de España ha preparado un informe para este otoño en el que recomendará levantar el anonimato en nuestro país basándose en “el derecho superior del menor a conocer su origen y, por tanto, una parte importante de su identidad”.
El potencial problema del descenso de donantes
En contrapartida, muchos órganos implicados en la reproducción asistida en España han mostrado su preocupación ante lo que creen que será una medida innecesaria y contraproducente. El doctor Manuel Muñoz, ginecólogo y coordinador del documento de Posicionamiento sobre la regla del anonimato en las donaciones de gametos, publicado para poner de relieve las consecuencias nocivas que la abolición del anonimato podría tener en nuestro país, afirma que “el 9% de los nacimientos en España se producen gracias a las técnicas de reproducción asistida. Nuestro empeño debe ser el de mejorar el servicio con políticas inclusivas. Abolir el anonimato puede forzar un éxodo como el que ya hemos visto en otros países europeos”.
Algo que respalda también la Sociedad Española de Fertilidad, basándose en los descensos registrados después del veto del anonimato en países como Bélgica o Reino Unido. Según advierten, existen casos de mujeres procedentes de países donde la donación no es confidencial que viajan a España para realizar sus tratamientos en clínicas privadas.
Un país comprometido con la donación biológica
España cuenta con una gran tradición en las donaciones, y no sólo de esperma y óvulo, sino también de órganos y tejidos, y tiene una posición líder en este campo. Con respecto a la donación de gametos, por ejemplo, los centros españoles no sólo abastecen a ciudadanos de nuestro país, sino también a un alto porcentaje de extranjeros (20%) que acude a nuestro país en busca de un marco legal consolidado que respalde su proceso de reproducción asistida.
Las razones psicológicas
Muchos de los que se posicionan a favor de abolir el anonimato en las donaciones apuntan a que “el secretismo en las familias resulta peligroso y negativo”, y que cada vez más descendientes adultos quieren saber la identidad de los donantes, e incluso llegar a conocerlos.
Sin embargo, otras opiniones defienden que no está demostrado que la revelación de la identidad del donante. “Desde el punto de vista psicológico, el apego se realiza en las primeras etapas de la vida. Si el rol parental se ve amenazado por la figura de un donante, puede conllevar consecuencias negativas en la familia, influyendo en el desarrollo adecuado del apego y de la identidad”, concluye en el documento la psicóloga de la SEF Montse Roca.
Parece ser que con la abolición del anonimato se produciría también un cambio en el perfil de los donantes: pasaríamos de un perfil normalmente más joven, de estudiantes, a otro promedio más maduro, que tiene ya otra visión del mundo y una perspectiva diversa sobre los problemas de fertilidad.
¿Puede esto revertir a la larga en que muchos de los donantes decidan abstenerse por miedo a que se conozca su identidad? ¿Debemos primar el anonimato al derecho de conocer nuestros orígenes? En un mundo cada vez más conectado y en el que tenemos un acceso inmediato a la información, el debate está servido.