La microbiota cutánea está formada por bacterias, hongos y parásitos que constituyen un complejo ecosistema en permanente interacción con la piel de las personas.
Seguramente habías escuchado el término “microbiota” asociado al intestino, pero en los últimos años diferentes investigaciones científicas apuntan que, además de en nuestras entrañas, en la dermis existe un universo de vida prácticamente infinito que interactúa entre sí y con el entorno. A este ecosistema se le llama "microbioma".
Qué es el microbioma de la piel
El término microbioma se refiere a los microbios a partir de sus genomas y su ambiente, mientras que el concepto microbiota alude al conjunto de organismos.
La piel es un ecosistema repleto de comunidades microbianas que viven en un rango de nichos fisiológica y topográficamente distintos: sebáceo/ no sebáceo; velloso / glabro; húmedo/seco y pliegue/extensor.
El microbioma no solamente se distribuye en la superficie de nuestro cuerpo, sino que los folículos pilosos y las glándulas sebáceas y sudoríparas proveen compartimentos especiales con microambientes que se asocian a su propio microbioma.

¿Cómo afecta a la higiene?
Las cremas, los cosméticos, los protectores, los emulsionantes y otros productos de higiene y cuidado de la piel pueden dañar el equilibrio natural de la piel y el microbioma. Estos productos suelen estar compuestos por tensioactivos que, debido a su agresividad, alteran no solamente el número de bacterias, sino también la relación de esas bacterias con otros microorganismos y con las células de la dermis.
Si por un lado pensamos que estos productos nos hidratan o nos protegen del sol, por el otro es importante comprender que un cambio en el microbioma puede cambiar la composición de los microorganismos. Esa alteración puede dejar nuestra dermis (recuerda: el primer y uno de los más potentes sistemas de defensa) desprotegida ante patógenos y alérgenos, que podrían penetrar en nuestro organismo con mayor facilidad.
Nivel natural de pH en la piel
El pH es un concepto químico que se refiere al “potencial de hidrógeno”: es decir, a la concentración de hidrógeno en el agua.
La escala de pH se mueve entre el 0 y el 14. Cualquier líquido acuoso con un valor de pH por debajo de 7,0 se considera un ácido, y cualquier valor superior a ese 7,0 se considera alcalino o “básico”. Así, en esta escala un valor de 0 significa que la dermis es 100% ácida, mientras que un valor de 14 implica que es 100% alcalina.
El nivel óptimo de pH de la piel oscila entre el 4,7 y el 5,75, aunque ese rango puede variar dependiendo de la hidratación propia de la persona, su edad y la zona específica a la que nos refiramos.
¿El microbioma de mi piel envejece?
Sí. Con el paso de los años, las agresiones que sufre, como las radiaciones, la contaminación ambiental, el estrés y otros tóxicos inciden en mayor o menor medida en el envejecimiento de todo este ecosistema de vida que representa el microbioma.
La barrera de protección natural de nuestra dermis va debilitándose con el paso del tiempo hasta el punto de que se alteran sus funciones y tiene una mayor dificultad para recuperarse cuando sufre un ataque.

¿Cómo cuidar el microbioma de la piel?
De la misma manera que cuidaríamos el resto de los órganos y sistemas de nuestro cuerpo. Los consejos de salud que aplicamos para proteger nuestro corazón, mantener los niveles de colesterol bajos o los dientes limpios, aplican para cuidar el microbioma de nuestra piel.
En términos generales, podemos cuidar nuestra dermis desde el interior:
- Manteniendo una dieta equilibrada.
- Bebiendo agua de forma regular para mantener un adecuado nivel de hidratación.
- Durmiendo las horas suficientes para que el cuerpo pueda repararse de forma natural.
Desde el exterior, nuestro microbioma siempre agradecerá que:
- No fumemos.
- No bebamos alcohol en exceso.
- Nos alejemos de ambientes contaminados.
La importancia de los probióticos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los probióticos como aquellos organismos vivos que contienen microorganismos, también vivos, que cuando se administran en la cantidad adecuada, tienen un efecto benéfico en la salud del huésped.
El Dr. Guillermo Álvarez Calatayud recoge las declaraciones del profesor Juan Miguel Rodríguez, que aparecen en el capítulo sobre “Nuestras otras microbiotas”, dentro del libro Probióticos, prebióticos y salud. Evidencia científica, que sentencia: "El creciente interés sobre nuestra microbiota contrasta con el gran aumento en el empleo de agentes biocidas en jabones, geles y desodorantes que aplicamos en nuestras manos y cuerpos ante el temor al contagio y difusión de innumerables microbios”. El Dr. Álvarez considera que existe una desconexión entre la protección que queremos ofrecer a las bacterias intestinales y la destrucción de las que anidan en la piel.
Cada vez más se consideran a los probióticos como elementos interesantes para el tratamiento de diferentes afecciones dermatológicas. De hecho, los estudios con mayor evidencia científica, resalta Álvarez Calatayud, apuntan a su administración en la prevención de la dermatitis atópica temprana en niños con alto riesgo de padecerla.

Por tanto, el microbioma de la piel sería la flora cutánea que nos protege de los agentes externos, por lo que es vital cuidarla. Y ahora que ya va acabando la temporada de playa y piscina, sigue siendo igual de importante mantener esa constancia a la hora de mimar la dermis con estas claves para volver a cuidar tu piel después del verano.