Más de cinco millones de personas mueren cada año en el mundo como consecuencia del tabaco, una cifra que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede aumentar a más de ocho millones de personas en 2030 si se mantiene la tendencia actual. El tabaquismo es, por tanto, la primera causa evitable de muerte en el mundo.
El principal temor de un fumador a la hora de plantearse dejar el tabaco es perder su identidad. Hay personas que fuman desde edades muy tempranas y les cuesta imaginarse sin un cigarrillo en la mano. Además, las principales justificaciones para no hacerlo son tres: miedo a engordar, a fracasar en el intento y a tener mal humor por culpa del nerviosismo y la angustia.
El primer paso para dejar de fumar de una vez por todas es proponérselo. A partir de ahí, se pueden seguir diversos métodos. Lo principal es poner una fecha a corto plazo para dejar el tabaco y considerarla inaplazable. Durante los primeros días hay que cambiar algunas rutinas para no asociar el tabaco a ciertas situaciones. Además se deben eliminar las bebidas alcohólicas, el café y cualquier otra bebida que acostumbremos a acompañar con el tabaco.
Buscar apoyos y motivaciones será de gran ayuda, así como anunciar la decisión a las personas del entorno para evitar que nos ofrezcan cigarrillos o fumen en nuestra presencia. Identificar las situaciones de peligro y la respuesta de nuestro cuerpo será esencial, así como beber líquidos, lavarse los dientes nada más comer y respirar profundamente en momentos de estrés. Y en cuanto aparezcan los miedos y los temores, nada mejor que aumentar el ejercicio físico y llenar los ratos de ocio con alguna afición.
Los expertos aseguran que el miedo real es a no poder vivir sin fumar, pero la verdad es que no sólo se puede vivir sin nicotina, sino que se vive mucho mejor sin ella. Además de implicar un gran ahorro económico, dejar de fumar es un excelente beneficio para la salud y una garantía para acercarse al bienestar.