James Nestor, prestigioso periodista estadounidense, es el autor de ‘Respira: la nueva ciencia de un arte olvidado’, un libro a medio camino entre la divulgación y la salud, escrito justo antes del inicio de la pandemia del coronavirus.
A lo largo del libro, Nestor repasa lo que denomina “el arte olvidado de respirar, una ciencia de la que sabemos muy poco y de la que nuestra salud depende en gran medida”. Y es que suponemos que respirar es algo que hacemos inconscientemente, pero en realidad aprender a hacerlo de forma correcta requiere llevar a cabo patrones que se han estudiado y desarrollado a lo largo de la historia.
Tras pasar una neumonía, un doctor recomendó al autor del libro apuntarse a clases de respiración. Fue entonces cuando Nestor probó la técnica Sudarshan Kriya. La experiencia que vivió en ese curso, explica, “fue el detonante de las posteriores investigaciones en las que se centraría a lo largo de la próxima década de su vida”.
Si respiramos de forma correcta podemos reducir el estrés en nuestras vidas, desterrar para siempre los dolores de espalda y acabar con los ronquidos
La clave para lograr una respiración óptima es, según el autor, practicar para hacer menos inhalaciones y exhalaciones e inspirar un volumen menor. En definitiva, respirar, pero respirar menos.
Y es que nuestra capacidad de respirar ha cambiado durante los largos procesos de la evolución humana. Concretamente, nuestra forma de respirar ha empeorado notablemente desde la Revolución Industrial, en parte a causa de los alimentos blandos que consumimos desde entonces. La ingesta de este tipo de alimentos ha derivado en el decrecimiento constante de la parte delantera del cráneo humano, lo que nos hace más propensos a respirar por la boca.

El peligro de respirar por la boca
Los humanos llevamos más de dos siglos involucionando y desarrollando mandíbulas cada vez más pequeñas que hacen que las piezas dentales no quepan en ellas y se tuerzan para adaptarse.
Para tener un mayor conocimiento sobre el tema en primera persona, el autor se presentó como voluntario para llevar a cabo un experimento de la Universidad de Stanford que consistía en obstruir los orificios nasales y respirar solamente por la boca durante el tiempo que duran 250.000 respiraciones.
Un estudio que Nelson calificó como “masoquista” y “cruel, agotador y horrible”. A lo largo de su duración, se incrementaron sus episodios de ronquidos en más de un 4.800% y apareció la apnea obstructiva del sueño (con la que descienden los niveles de oxígeno en sangre a menos de un 85%, pudiendo generar insuficiencias cardíacas).
Otro estudio comprobado en una tropa de monos llevado a cabo por Egil P. Harvold taponó los orificios de los primates durante meses y posteriormente años, observando que todos los monos taponados desarrollaron un patrón de alargamiento de la cara, boca entreabierta y ojos que se volvieron inexpresivos.
Respirar por la boca cambia el cuerpo físico y transforma nuestras vías respiratorias, todo para mal
Por lo contrario, y tras haber practicado todo tipo de técnicas de respiración nasal como la llamada Surya Bheda Pranayama, que consiste en tomar aire una vez por el orificio derecho y luego expulsarlo por el izquierdo durante varias series, el autor señaló que “ralentizar el ritmo respiratorio conllevó un gran número de beneficios como la claridad mental y el bienestar general”.
Los pulmonautas
Asimismo, a lo largo del libro, James Nestor presenta el trabajo de multitud de profesionales, médicos, entrenadores y, en definitiva, una larga lista de personas a los que él denomina pulmonautas y que se dedican a entrenar sus pulmones para aprovechar todas las capacidades pulmonares que el resto de las personas desaprovechamos.

Uno de los mejores ejemplos es el caso del corredor checoslovaco Zátopek, que desarrolló su propio método de entrenamiento (correr lo más rápido que podía aguantando la respiración, jadear un poco y volver a correr a máxima respiración) que le permitió hacerse con dieciocho récords mundiales, cuatro oros olímpicos y una plata a lo largo de su carrera.
La importancia de masticar
Y si bien el autor hace hincapié en la debilitación de la boca del ser humano a partir de la industrialización, también destaca un hallazgo de Weston Price que data de los años treinta del siglo XX.
Price, fundador del instituto de investigación de la National Dental Association, descubrió que el problema no tenía tanto que ver con lo que comíamos, sino con cómo nos lo comíamos.
En este sentido, la debilitación venía de la falta de la presión constante de masticar en nuestras dietas. Y es que nuestros antepasados preindustriales masticaban durante horas cada día y, al masticar tanto, sus bocas, sus dientes, sus gargantas y sus caras se volvían anchas, fuertes y pronunciadas.
Técnicas de respiración
Para finalizar la obra, James Nestor recopila más de una docena de técnicas de respiración para mejorar considerablemente nuestra calidad de vida, aportando todo tipo de detalle sobre cómo llevarlas a cabo.
Se trata de técnicas totalmente distintas: algunas reducen la frecuencia cardíaca y el estrés simpático, mientras que otras son prácticas calmantes que instalan el corazón, los pulmones y la circulación en un estado de coherencia total entre sí, haciendo que los sistemas del cuerpo trabajen a su máxima eficiencia. Sin embargo, el autor insiste en que “no existe una técnica más fundamental ni más básica que otra”.