Tic, tac, tic, tac… Llegamos a los 45-55 años y nos encontramos a las puertas de la premenopausia. Vamos dejando atrás la época fértil y pueden aparecer los primeros síntomas de la menopausia, entre ellos los conocidos y molestos sofocos.
Hay que tener en cuenta que todas las mujeres pasamos por la menopausia, pero no todas sufrimos los mismos síntomas ni con la misma intensidad. De hecho, un 15% de las mujeres no sufre ninguna molestia.
¡Ya están aquí los temidos sofocos!
Es el síntoma más característico de la menopausia. Afecta a un 75%-80% de las mujeres y en un 20% se mantienen hasta 5 años después de la menopausia. Son episodios donde hay un enrojecimiento de la parte superior del cuerpo (cara, cuello y parte superior del tórax) asociados con sensación de calor y sudoración.
Pueden ir acompañados también de palpitaciones y sensación de angustia. Su duración va de pocos segundos a varios minutos y se producen tanto de día como de noche, dificultando así el descanso nocturno.
Aunque hoy en día sabemos poco de los sofocos, lo que sí sabemos es que todo comienza en el cerebro, en la región termorreguladora del hipotálamo, el gran “jefe “ del eje hormonal femenino, el director de orquestra de nuestro ciclo menstrual.
Posibles causas de los sofocos
Como te decíamos, no todas las mujeres sufren los síntomas de la menopausia. Entonces, ¿qué causa que se produzcan en unas mujeres y en otras no?
- La disminución de los niveles de estrógenos y progesterona propios del climaterio. Los estrógenos participan en el proceso de termorregulación del cuerpo.
- La disminución de los niveles de serotonina en la menopausia. Con la caída de los niveles de estrógenos también disminuye la liberación de serotonina y noradrenalina, que trae consigo alteraciones en la regulación de la temperatura corporal, que se lleva a cabo en el hipotálamo. La serotonina es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo, aunque cumple también otro tipo de funciones como el control de la temperatura corporal.
- El estrés, y vamos a ir mucho más allá del estrés laboral, ya que nuestras creencias, los prejuicios sobre esta etapa, nuestros pensamientos y nuestras emociones, son también un estrés:
- Cómo te sientes como mujer en esta nueva etapa
- No decir lo que una siente
- No hacer lo que una siente
- Un hígado sobrecargado de toxinas, rabia, ira y frustración
Fitoestrógenos para calmar los sofocos
Los fitoestrógenos son compuestos químicos que se encuentran en los vegetales y que tienen una estructura parecida al 17-beta-Estradiol endógeno (E2), la principal hormona femenina producida en los ovarios. Estos fitoestrógenos son capaces de unirse a los receptores estrogénicos, igual que lo hacen nuestros estrógenos, pero de forma más débil.
No hay un “antídoto mágico” para los sofocos, sino que junto a los fitoestrógenos es importante la individualización, porque cada mujer es especial y única. Además, se tendrá que revisar aspectos tan diversos como son la alimentación, el intestino, el estrés, el descanso, cómo ha sido nuestro ciclo menstrual a lo largo de los años… porque nuestro cuerpo es un todo y este todo es parte de un puzle que tenemos que encajar.
Teniendo esto en cuenta, te presentamos cinco plantas con fitoestrógenos que pueden ayudarte a calmar los sofocos. ¡Apúntalas!