A medida que han ido bajando los casos graves de COVID-19, muchas de las otras enfermedades víricas que ya conocíamos han empezado a resurgir. La hepatitis infantil parece una de ellas, y es que, en pocas semanas, el Reino Unido ha sufrido un importante incremento de esta enfermedad, y la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado una alerta internacional al detectar que el brote ha empezado a expandirse también en otros países de Europa y América.
En España, aunque son pocos, ya han aparecido los primeros casos de niños con hepatitis infantil aguda, algunos de los cuales han requerido de hospitalización por la gravedad de los síntomas. Sin embargo, ni el origen ni la vía de transmisión parecen haberse detectado con seguridad, por lo que las autoridades sanitarias siguen investigando cómo hacer frente a esta enfermedad.
Qué es la hepatitis infantil aguda
La hepatitis es una enfermedad que provoca una inflamación del hígado y que impide que este órgano vital, encargado de eliminar las toxinas de la sangre o de controlar el nivel de hormonas o de glucosa, entre otros, funcione adecuadamente.
Existen cinco tipos de hepatitis víricas (A, B, C, D y E). Todas ellas, pueden ser consideradas agudas o crónicas, en función de su duración. Aunque los casos del brote actual parecen pertenecer al tipo agudo.
Causas de la hepatitis infantil aguda
Las causas de la enfermedad que está afectando a niños pequeños mayoritariamente de entre cinco y siete años (aunque también se han detectado casos de jóvenes hasta los 16 años) sigue siendo desconocida, pero la que parece cobrar más fuerza entre la comunidad científica es la causa vírica, es decir, la transmisión. En este caso, todas las hipótesis apuntan hacia el adenovirus como principal responsable del cuadro, un tipo de virus contra el que los niños no habrían desarrollado la inmunidad habitual y que normalmente se asocia con enfermedades respiratorias leves.
Los pequeños no habrían desarrollado inmunidad suficiente como consecuencia de las medidas de prevención contra la COVID-19
¿Por qué las defensas de los pequeños no son capaces de combatir este virus? Probablemente, por la falta de exposición a gérmenes que los menores han hecho durante los dos años en los que las medidas de prevención contra la COVID-19 se han mantenido vigentes, y que los han mantenido en un entorno más aséptico que podría haber debilitado su sistema inmunológico, impidiendo que desarrollaran los anticuerpos necesarios para combatirlo.
Síntomas de la hepatitis infantil aguda
Los síntomas de esta inflamación hepática son diversos, pero, en la mayoría de casos, los pequeños presentan:
- Malestar general
- Dolor abdominal
- Vómitos
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y de la mucosa provocada por un incremento de la concentración de la bilirrubina en la sangre)
En caso de sospecha, el consejo de la OMS es el de llevar al niño o niña al centro hospitalario para que los profesionales de la salud que le atiendan puedan hacerle las pruebas pertinentes de sangre, suero, orina o heces, y poder así administrar el tratamiento más adecuado.
Solo en algunos casos, se ha requerido de un trasplante de hígado y, por el momento, y en todo el mundo, se ha contabilizado la muerte de un pequeño afectado por esta enfermedad.
Cómo prevenir la hepatitis infantil aguda y aumentar la inmunidad y las defensas
Aunque la causa sigue siendo desconocida, como decíamos, la mayoría de teorías apuntan hacia una infección de tipo viral, que podría contagiarse a través de manos contaminadas, comida en mal estado o bien por restos de heces.
Es por ello que las autoridades sanitarias siguen recomendado extremar las medidas de higiene a las que ya estamos habituados desde la primera ola de la pandemia por COVID-19:
- Higiene de manos frecuente con agua y jabón o, en su defecto, con gel hidroalcohólico
- Taparse la boca al toser y hacerlo con un pañuelo o con el codo, pero nunca con la mano
Es recomendable mantener buenas medidas de higiene pero, a su vez, evitar los entornos asépticos
Además de ello, también existen otras formas de aumentar de manera natural la inmunidad de niños y de adultos como:
- Hacer una dieta saludable, basada en alimentos frescos y de temporada y alejada de productos procesados, que incluya también prebióticos y probióticos
- Mantener contacto regular con la naturaleza y entornos verdes y al aire libre
- Practicar deporte y mantener una vida activa
- Tomar el sol cada día
- Tener contacto con animales de compañía
- Reservar el uso de antibióticos y medicamentos solo para cuando sea realmente necesario
- No limpiar en exceso las superficies y evitar el uso de productos de higiene agresivos, priorizando los más naturales e inocuos para la salud
- Priorizar la lactancia materna por delante de las leches de fórmula