¿Qué problemas de la piel en los niños pueden mejorar o empeorar en verano?

Mientras que la dermatitis atópica o acné infantil o juvenil suelen mejorar en verano, el impétigo, la sudamina, el molusco contagioso, las verrugas y las picaduras de insectos tienden a empeorar. ¿Qué cuidados y atenciones debemos ofrecer en cada caso?

Qué problemas de la piel en los niños pueden mejorar o empeorar en verano
Qué problemas de la piel en los niños pueden mejorar o empeorar en verano

Dra. Cristina Zemba

La piel es un órgano extenso que nos envuelve y protege del medio exterior. Pero la barrera y la flora cutánea de la piel sufren ligeras modificaciones de acuerdo con las estaciones del año para regular y adaptarse a las variaciones de temperatura y a la humedad.

En temperaturas medias y ligeramente húmedas, la función de barrera cutánea de la piel se ve favorecida y mantiene su estructura fácilmente, pero cuando bajan las temperaturas -especialmente combinadas con una humedad baja- se incrementa la pérdida de agua de la piel, produciendo sequedad y picor y agravando ciertas enfermedades cutáneas. Por otra parte, las altas temperaturas pueden causar un exceso de producción de sebo y el calor y la humedad favorecer la multiplicación de microorganismos como hongos y bacterias que pueden causar irritaciones o sarpullidos.

La piel de los niños tiene características especiales que varían desde los más pequeñines a los adolescentes. Conocer qué problemas de la piel pueden mejorar o empeorar en verano puede ser de utilidad a la hora de saber qué cuidados y atenciones especiales debemos ofrecer en cada ocasión.

Enfermedades de la piel infantiles que mejoran en verano

Enfermedades de la piel infantiles que mejoran en verano

La dermatitis atópica, conocida coloquialmente como “piel atópica” es una enfermedad inflamatoria muy frecuente, crónica y reincidente que se caracteriza por la piel seca y el picor cutáneo y se debe a una alteración de la barrera cutánea. Puede surgir a los pocos meses de vida o más tarde, durante la infancia.

El tiempo frío y seco del invierno favorece que la piel atópica (ya de por sí seca) se reseque y pique aún más y la primavera, con sus alérgenos, puede ocasionar erupciones más o menos intensas. En general, la humedad propia de los ambientes de playa y la exposición al sol mejoran el estado de las pieles atópicas ya que la radiación solar inhibe la inflamación y estimula el sistema inmunitario formando vitamina D.

Aunque se debe tener en cuenta que es el ambiente costero, y no el verano en sí, el que favorece la piel. Muestra de ello es que existe un pequeño porcentaje de pacientes de dermatitis atópica que, durante el verano, puede empeorar. Estos casos suelen estar asociados a otros factores como si el lugar elegido para pasar las vacaciones tiene aguas muy calcáreas -que pueden favorecer la irritación de la sensible piel atópica- o si los niños pasan mucho tiempo en la piscina y su piel se irrita y reseca a causa del cloro.

En verano, no sólo debemos proteger la piel de los niños del sol sino también hay que hidratarla y, si nos bañamos en las aguas cloradas de la piscina, aclararla con agua dulce

Un tercio de los pacientes con psoriasis dice haber comenzado a padecer la enfermedad durante los primeros 20 años de vida. Esta patología crónica es muy frecuente y se caracteriza por la aparición de manchas rojas y escamas que pueden causar picor, irritación o grietas en la piel. La exposición al sol y la humedad de los climas costeros suele mejorar sus síntomas, no hay que olvidar que entre los tratamientos dermatológicos habituales para la psoriasis están la exposición controlada a los rayos ultravioletas A y B y la utilización frecuente de derivados de la vitamina D.  Por otro lado, el agua del mar es rica en sales minerales y puede ser muy beneficiosa para la piel psoriásica, siempre que se aclare la piel con agua dulce después del baño y se aplique el hidratante adecuado.

Sin duda, el acné es el problema cutáneo más frecuente en la pubertad y adolescencia y se caracteriza por la aparición de “granos” y espinillas con mayor o menor inflamación. ¿Mejora en verano? Pues es un tema controvertido porque, si bien muchas veces se observa una mejoría clínica notable, lo cierto es que el sol no “cura” el acné.  Todo lo más, lo disimula.

La producción de sebo aumenta con el clima caluroso y húmedo, pero también es cierto que los rayos solares disminuyen la inflamación en la piel y se percibe una mejoría transitoria. La realidad es que, una vez interrumpida la acción de los rayos ultravioletas, suele haber un rebrote en los meses de otoño. Por otro lado, también se puede dar el denominado acné estival o acné de Mallorca que es un brote inflamatorio que se produce por el aumento de sudoración, sebo y exceso de radiación solar.

Es conveniente seguir manteniendo un tratamiento suave del acné con cremas adaptadas para la piel joven acneica, durante la noche y con un fotoprotector específico para la piel grasa-acneica, durante el día.

Problemas cutáneos infantiles que empeoran en verano

Problemas cutáneos infantiles que empeoran en verano

El calor, la intensa sudoración y la humedad favorecen la multiplicación de microorganismos como hongos y bacterias que pueden causar irritaciones o sarpullidos. Los problemas de piel más comunes en los niños durante el verano son el impétigo, la sudamina, las verrugas y las picaduras.

El impétigo es una infección causada por bacterias del tipo estreptococo o estafilococo y produce ampollas que si se rompen se extienden por la piel y aumentan las lesiones. Es muy incómodo en niños pequeños porque sobre las ampollas aparecen costras y los peques al rascarse pueden facilitar que se expandan. No es un problema que surja exclusivamente en verano ni que lo produzca directamente el sol, pero al llevar menos ropa durante la época estival y al tener una mayor superficie de piel expuesta, hace que se vea más. Además, los niños juegan y pueden transferir involuntariamente bacterias a través de sus manos. Es un problema cutáneo común en niños de 3 o 4 años.

Los niños más propensos a padecer impétigo son los de piel atópica porque tienen la barrera cutánea alterada

Al ser una enfermedad infecciosa, hay que tratarlo con antibióticos y, por eso, es imprescindible acudir al pediatra para que se establezca el tratamiento adecuado. Si es un caso leve y localizado con una pomada antibiótica será suficiente, en cambio, si es extenso requerirá la vía oral.

¿Cómo lo podemos prevenir durante el verano? Cuando los niños estén jugando muchas horas, ya sea en la piscina, playa o en el campo, es importante que se laven a menudo las manos y que lleven las uñas cortas porque, de esta forma, se evitará que el rascado disemine las lesiones.

La erupción más frecuente en verano y en bebés y niños menores de dos años es la sudamina. Es un problema cutáneo que se manifiesta como un sarpullido (pequeños granitos rojizos) en la frente y en otras zonas de la piel como los pliegues, el cuello y las sienes (sitios en los que los peques suelen sudar más). La causa de la sudamina es la obstrucción de las glándulas sudoríparas y aunque, resulte a veces aparatoso, no es una patología grave y puede desaparecer por sí sola. Lo mejor para prevenirla es controlar el calor y la humedad sobre la piel del bebé. Durante el verano, es importante evitar las cremas muy untuosas en la hidratación diaria de los niños, porque taponarán los poros, y es recomendable optar por hidratantes de textura ligera. Otros aspectos a tener en cuenta es no abrigarlos demasiado, cambiar el pañal con frecuencia y utilizar agua templada, y no excesivamente caliente, durante el baño.

El molusco contagioso es una infección vírica cutánea producida por el poxvirus y se manifiesta como pequeñas bolitas rosadas con un hundimiento central que parece un ombligo. No duelen y si pican lo hacen poco. En el caso de los niños con piel atópica, esta infección puede acompañarse de un eccema. Si bien no es exclusivo del verano y puede ocurrir en cualquier momento del año, la época estival favorece su aparición.

El reservorio del virus es la piel humana pero el calor, la humedad y un mayor contacto piel con piel (como en el caso de los juegos infantiles) suelen favorecer su transmisión.

Para evitar el molusco contagioso es importante cuidar la piel y mantener su hidratación, sobre todo en pieles atópicas, ya que es la forma adecuada de mantener las defensas y la integridad de la barrera cutánea

¿Cuándo desaparece? La infección puede tardar varios meses ya que se mantiene hasta que la piel genera defensas contra el virus y, en ese proceso, suelen darse brotes que van y vienen. Por lo que hay diferentes opciones, esperar hasta que el cuerpo genere defensas (lo cual no es fácil si la infección se extiende) o recurrir a diferentes tratamientos que van desde los menos invasivos, como productos tópicos especializados, la crioterapia o el curetaje (legrado con cucharilla dermacológica) de las lesiones.

En verano, suelen ser corrientes las verrugas plantares. Una verruga es una lesión hiperqueratósica benigna causada por el virus del papiloma humano. Hay muchos serotipos diferentes y mientras unas van a las mocosas, otras lo hacen en la piel y se transmiten por contacto, a través de la rotura de la barrera cutánea que nos protege. Es una patología que suele aparecer durante el verano porque las pequeñas abrasiones superficiales (producidas por el rascado, roce o fricción) favorecen su penetración y es durante esta época en la que más andamos descalizos y frecuentamos baños y piscinas.

Y, finalmente, no podemos hablar del verano sin hablar de las picaduras. En las estaciones más calurosas compartimos el medio ambiente con legiones de insectos, desde los picadores (como la abeja, avispa, araña o el abejorro) hasta los chupadores (como los mosquitos, tábanos, pulgas, chinches o garrapatas), pasando por organismos acuáticos como las medusas o las anémonas.

Los más frecuentes son los molestos mosquitos y para prevenir sus picaduras en los niños disponemos, hoy en día, de una amplia gama de pulseras y repelentes no tóxicos en las farmacias. Las picaduras simples, una vez producidas, también pueden aliviarse con productos de consejo farmacéutico. En el caso de más importantes o complicadas ya se deberá acudir al asesoramiento médico.

Dra. Cristina Zemba, dermatóloga y miembro de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI)

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