Hace más de 30 años, el 28 de mayo de 1987, se celebró el primer Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, una fecha creada para sensibilizar a la población sobre las diversas causas de enfermedad y muerte a las que se enfrentan las mujeres de todo el mundo. Las patologías ginecológicas y oncológicas tienen una importante presencia en esta jornada, incluyéndose en ellas el cáncer de mama, ovario y útero.
En lo que llevamos de siglo, se han hecho grandes avances en el tratamiento y diagnóstico de estas patologías que han mejorado los porcentajes de supervivencia de las pacientes. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que, en el caso del cáncer de mama, el más prevalente en la mujer, está ya muy cerca del 90% la supervivencia media relativa tras cinco años, y en ello ha tenido mucho que ver la medicina personalizada.
El caso del cáncer de mama, el más prevalente en la mujer, está ya muy cerca del 90% la supervivencia media relativa tras cinco años
Estas enfermedades tienen un poderoso componente genético que merece la pena desgranar con la ayuda de los análisis genómicos, que pueden realizarse a partir de una muestra de tumor (biopsia sólida) o de sangre (biopsia líquida). Son tremendamente útiles para ofrecer a los especialistas en oncología más información sobre el perfil molecular del tumor de sus pacientes y, por ende, para determinar el tratamiento más adecuado en cada caso.
Por ejemplo, algunos casos de cáncer de mama y de ovario están estrechamente relacionados con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que forman parte del sistema de detección y reparación del daño al ADN. Que, cuando se ven alteradas, terminan desencadenando la creación de tumores. Con el estudio genómico de cada caso se pueden detectar o no estas alteraciones, y según sus resultados, aplicar un tratamiento u otro.
O también optar a alguno de los ensayos clínicos que se están realizando en muchos de nuestros hospitales, gracias no sólo a la información detallada que arrojan estos análisis sino también a las herramientas de big data que cada vez más oncólogos manejan y que permiten, entre otras funcionalidades, compartir conocimientos en red y poner en contacto a especialistas de todo el mundo.
Hay que tener en cuenta que no todos los tumores son iguales, ni si quiera los que están localizados en una misma zona del cuerpo, muchos presentan alteraciones genéticas muy diferentes entre sí. La oncología de precisión permite identificar cuáles son los cambios que han dado lugar a un cáncer y permite a los oncólogos dar con el tratamiento más eficaz en cada caso evitando posibles efectos secundarios y terapias que no van a funcionar.
Con una detección precoz, una terapia personalizada y un seguimiento constante y adecuado, las posibilidades de supervivencia crecen por encima del 95% en algunos puntos del planeta, algo que era prácticamente impensable en 1987. De hecho, si la I+D sigue avanzando al mismo ritmo, estaremos bastante cerca de cronificar (por el momento) unas enfermedades que hace 30 años eran mortales para muchas de las mujeres que las padecían.
Adriana Terrádez, directora de OncoDNA en España y Portugal