Los videojuegos hacen que los niños con cáncer sientan menos dolor y favorecen su proceso de curación. Esta es la conclusión a la que han llegado los sanitarios que han llevado a cabo un estudio científico pionero promovido por la Fundación Juegaterapia, cuyo lema es “la quimio jugando se pasa volando”.
Para realizar el estudio, publicado en la revista Journal of Medical Internet Research, se instalaron videoconsolas en las habitaciones de oncología pediátrica en hospitales de toda España y otros países, y los resultados confirman que jugar con videojuegos durante el tratamiento de quimioterapia hace se favorezca el proceso de curación y los niños sientan menos dolor.
Si bien ya estaba demostrada la mejoría en los pacientes pediátricos desde el punto de vista psicológico, puesto que reduce la ansiedad que les produce la hospitalización, esta ha sido la primera vez que se ha medido el efecto beneficioso del uso de los videojuegos para manejar dolor agudo.
Los videojuegos se podrían incluir como parte del plan terapéutico no farmacológico de las mucositis oncológicas pediátricas.
Para llevar a cabo la investigación se compararon la influencia del empleo de videoconsolas en el dolor de los niños, las dosis de morfina requeridas y el nivel de activación del sistema simpático/parasimpático con dispositivos de monitorización de última generación.
Menor consumo de morfina y mayor alivio del dolor
En datos concretos, el estudio confirma que, jugando con la videoconsola, el dolor que los niños sintieron durante la observación fue menor, pues disminuyó un 20% el consumo diario de morfina, que hace referencia al dolor basal y al estado de ánimo. En este sentido, se llegó a registrar una disminución de hasta el 44% en los momentos de más intensidad, el dolor incidental.
Asimismo, se observó un aumento de un 14% del tono parasimpático, sistema que favorece la recuperación fisiológica ante las amenazas físicas como la percepción del dolor. En niños que sufrían mucositis (una de las consecuencias de la quimioterapia más dolorosas, que no permite ni siquiera tragar saliva), se controlaron, por un lado, la frecuencia cardíaca, y por otro, el tamaño de las pupilas, todo ello mientras los pequeños jugaban con videoconsolas. El resultado fue que, a pesar de administrar una menor dosis de morfina, no se registraron cambios en el tamaño de la pupila, lo que indica que aumentó el tono parasimpático en un 14% y, por lo tanto, disminuyó el dolor en este mismo porcentaje.
Y es que, en palabras del Dr. Alonso Puig, médico, conferenciante y Patrono de Honor de Juegaterapia, “cuando un niño está absorto en un juego que le gusta, esta absorción plena paraliza esa generación de pensamientos perturbadores que producen ansiedad y generan dolor. Gracias a la absorción plena en el juego, el niño activa su sistema nervioso parasimpático”.
Así, y según Francisco Reinoso-Barbero, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Infantil La Paz de Madrid y coautor del estudio, “las implicaciones clínicas de estos hallazgos serían importantes, porque los videojuegos se podrían incluir como parte del plan terapéutico no farmacológico de las mucositis oncológicas pediátricas”.
Donación de consolas
Sabiendo los increíbles beneficios que tienen los videojuegos para los pacientes pediátricos de cáncer, la Fundación Juegaterapia hace un llamamiento a la donación de consolas en un momento en que, pasadas las Navidades, muchos niños sustituyen las antiguas por las nuevas que han llegado en forma de regalos.
El estudio se ha reflejado en un emotivo documental, ‘La quimio jugando se pasa volando’, que se puede ver en Amazon Prime Video y en Filmin a partir del 25 de enero, y que narra las experiencias de los niños enfermos, sus familias y el equipo médico del Hospital Infantil La Paz de Madrid ante este nuevo descubrimiento.