Vamos a ponerte dos ejemplos.
Primero. Imagina que eres una ejecutiva de cuentas que gestiona una amplia cartera de clientes. Trabajas más de ocho horas al día y en tu tiempo libre debes estar relativamente pegada al móvil porque un WhatsApp o la llamada de un cliente puede desatar una auténtica tormenta que te puede llevar varias horas resolver.
Tu trabajo te gusta, pero duermes mal, te alimentas peor y te planteas si tu sueldo, que no está nada mal, tiene sentido a final de mes porque sabes que estás pagando un precio muy alto.
Segundo. Trabajas en atención al cliente en una gran compañía de moda. Tienes tacto para ayudar a las personas a encontrar el vestido que mejor se adapta a su silueta y sabes a la perfección qué zapatos de qué marca podrían combinar con su selección.
Como en el primer caso, tu trabajo te gusta, pero pasas casi diez horas al día de pie, te duele la espalda por llevar tacones durante tanto tiempo y sabes que cobras menos de lo que realmente aportas a los clientes de la empresa.
Entonces, ¿cómo encuentro un trabajo que me llene? Si lo que haces hasta el momento está bien pero no es suficiente, hoy te traemos algunas claves para descubrir el potencial que hay en tu interior.