1. SACARLO TODO Y LIMPIAR
Si te enfrentas a un campo de batalla en la despensa de tu cocina, el primer paso es sacarlo todo y hacer una limpieza a fondo ?mantén este hábito de manera periódica?. Si la has de desinfectar, comprueba que el material de ésta es resistente al bicarbonato de sodio.
2. A LA ALTURA DE LOS OJOS
Si en tu anterior sistema caótico de despensa encontrabas magdalenas fosilizadas, opta en esta ocasión por adelantar los productos del desayuno antes de llevarte una desagradable sorpresa.
3. LOS PREFERIDOS PARA LA DESPENSA
En la despensa puedes guardar envases de leche por abrir, aceites, pan ?otros productos similares como cajas de cereales? tubérculos, pasta, arroz y frutos secos. Un lugar fresco y seco garantiza su calidad.
Un principio eficiente de orden es agrupar los elementos parecidos y apostar por botes transparentes para almacenar pasta y arroz, por ejemplo. En caso de que no lo hagas así, apuesta por el principio FIFO: "El primero que entra es el primero que sale".
El té verde encabeza la lista. Tras un mes abierta una caja de bolsitas de té de este tipo, éste empieza a perder sus propiedades antioxidantes, ya que el oxígeno las neutraliza. Lo mismo ocurre con los polifenoles del aceite de oliva. En el caso de las especias, consume también cuanto antes la cúrcuma.
Y no pases por alto los golpes o abolladuras. Como informa el Centro de Información de la Conserva Enlatada, la comida estará en buen estado si el golpe no ha dañado la superficie de la lata hasta el punto de que ésta gotee. Y en concreto, nunca consumas el contenido de una lata que se haya abombado hacia fuera, puede contener toxinas peligrosas.