Para tocar un instrumento se necesita sobre todo concentración y coordinación. La lectura de las partituras, la memorización de una melodía y su traslado al sonido del instrumento es una de las actividades más complejas de realizar. A su vez, la gratificación y los beneficios que puede aportar el proceso de aprender a tocar un instrumento son muy amplios.
Desarrolla la psicomotricidad y mejora la coordinación. Estimula el pensamiento lógico fundamental para comprender e interpretar el ritmo, y también el pensamiento múltiple porque las notas tienen una duración, afinación, intensidad y ritmo que hay que seguir. Por otro lado estimula las habilidades sociales y la capacidad de autoescucha y reflexión, así como la capacidad de superar miedos, como el pánico escénico o la equivocación en público.
Además, el proceso implica también un aumento de la autoestima y de la sensibilidad artística, así como el desarrollo de la capacidad creativa aplicable a todos los aspectos de nuestra vida. Es también una forma excelente de desconectar de los problemas cotidianos y de alejarse del estrés que nos persigue en el día a día.
Aprender a tocar un instrumento es a la vez una eficaz vía de escape y una forma de aprender, desarrollar la disciplina y la constancia y superarse mejorando las habilidades con la práctica. El resultado final propicia mantener la mente en forma en un camino adictivo hacia la felicidad.
Aprende a tocar un instrumento y mantén tu mente en forma
Tocar un instrumento comporta beneficios para nuestras capacidades mentales y sociales.
