Para toda la vida: Las sartenes de hierro fundido y las ollas de vidrio. Las primeras "se curan" aplicando las capas de aceite, así no se oxidan y mantienen bien las propiedades de los alimentos. Las segundas tampoco se oxidan aunque algunas no son aptas para las vitrocerámicas.
De usar y tirar (casi): el teflón hace antiadherentes las sartenes pero si las calentamos a más de 260 grados, emite gases tóxicos. La alternativa saludable es la cerámica, aunque con el tiempo también pierde su capa antiadherente.
En el caso de las sartenes antiadherentes, que se hacen a partir de aleaciones de aluminio o acero, hay que tener un cuidado más especial. Como nos recomiendan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), podemos seguir algunos sencillos trucos para hacer que duren un poco más: Antes de estrenarla, puedes usar una esponja humedecida con detergente. Tras haberla aclarado con agua caliente y secado, podemos untarla con unas gotas de aceite o mantequilla. Podemos repetir este ritual, evitando siempre que el estropajo o el detergente empleados sean abrasivos. También es importante respetar la superficie de calentamiento que recomiende el fabricante.
Sigue la experiencia con este artículo sobre cada cuánto hay que lavar la almohada y cambiarla.
Cada cuánto he de... cambiar las sartenes y ollas
De ello depende la calidad (y salubridad) de tus platos a corto y largo plazo.
