Al igual que nuestro organismo necesita el descanso para recuperar energía y regenerarse, nuestro cerebro precisa detener su actividad de tanto en tanto para resetear y ser capaz de captar todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Descansar no solo ayuda a relajar la mente y desactivar las preocupaciones, sino que también permite consolidar nuevos aprendizajes y potenciar la creatividad, una facultad que nos ayuda a crecer tanto a nivel personal como profesional.
¿Qué es la creatividad?
Enmarcada dentro de las denominadas soft skills, la creatividad es una habilidad que complementa el pensamiento racional en la resolución de problemas, permitiendo establecer nuevas conexiones entre ideas e identificar oportunidades.
Así, pese a que tradicionalmente el pensamiento creativo siempre ha sido asociado a profesiones artísticas, lo cierto es que es un poderoso motor de motivación que aplica a todos los ámbitos de la vida.
Las personas creativas, ¿nacen o se hacen? Existe la creencia errónea de que la creatividad solo está al alcance de algunos escogidos cuando la realidad es que todos podemos entrenarla para exprimir todo su potencial. “Ser una persona creativa consiste en cultivar la capacidad, que todos tenemos, de crear conexiones que antes no existían y construir una vida con sentido pleno”, afirma Judit Sánchez Torner, mentora creativa experta en creación y experiencia de marca y fundadora de Calma Studio.
Pensar creativamente nos invita a visualizar diversas perspectivas de una misma situación, lo que facilita que podamos encontrar diferentes soluciones a un posible reto, problema o pregunta. De manera que, al abrir el abanico de posibilidades, también nos abrimos a crecer y elegir la respuesta que más calma, disfrute, tranquilidad, energía... nos aporta. Por eso, concluye la experta, “el pensamiento creativo eleva nuestro día a día para vivirlo más intensamente, ya que saber que las opciones son infinitas aporta la capacidad de soñar en grande, de no limitarse por posibles miedos y evolucionar constantemente”.

Los aliados de la creatividad
Sin embargo, en un mundo marcado por la acción permanente resulta difícil dejar espacio para que los pensamientos fluyan libremente. De ahí que la calma, el descanso y la paciencia sean los grandes aliados de la creatividad.
Al fin y al cabo, tal y como puntualiza Judit Sánchez Torner, “ser una persona creativa es tener la curiosidad suficiente para absorber todo lo que captamos con los cinco sentidos, ser capaz de asombrarnos por la cotidianidad y romper con el piloto automático para fijarnos en lo que nos rodea”. Y, para alcanzar ese punto, es necesario detenerse a observar y dejarse sentir.
La neurociencia ha demostrado que, cuando nuestro cerebro está en reposo, la red neuronal por defecto (un conjunto de regiones que colaboran entre sí y se activan cuando el cerebro está en modo descanso) sigue trabajando casi con la misma intensidad de forma paralela. Por eso, a veces, cuando desconectas y haces algo totalmente diferente, te viene a la mente justo lo que estabas buscando. “Desaturar nuestro cerebro y cambiar el foco de atención nos relaja y nos da vía libre para que esas conexiones ocurran igualmente”, subraya.
En una sociedad que nos ha inculcado el valor de la inmediatez y de la productividad constantes, parece complicado concederse momentos de tranquilidad, por lo que desaprender lo aprendido y cultivar, en su lugar, la espera se presentan como dos grandes retos no solo para potenciar la creatividad, sino para vivir una vida más plena.
Judit Sánchez Torner comparte cinco acciones sencillas para conseguirlo y desarrollar el pensamiento creativo desde el descanso y la calma: