El poder curativo de las piedras calientes

A pesar de tratarse de uno de los elementos más básicos de la naturaleza, diferentes terapias se nutren de la idea de que las piedras están cargadas de energía y emplean sus vibraciones con fines relajantes o curativos. De hecho, esta creencia terapéutica se puede observar en distintas culturas desde la antigüedad, por ejemplo, las mujeres indias colocaban piedras calientes sobre el vientre para aliviar los dolores menstruales.

En la terapia geotermal lo más habitual es emplear las piedras de forma estática, ejerciendo presión en puntos concretos del cuerpo, o dinámicamente, realizando maniobras de masaje con la ayuda de aceite. Para ello, se utilizan piedras de origen volcánico, que son de color gris oscuro, a unos 50ºC, pero no queman ni dañan la piel. De hecho, todo lo contrario: la terapia geotermal es una disciplina oriental que canaliza la energía del cuerpo y lo relaja.

Los masajes con piedras calientes suelen estar indicados para tratar dolores musculares y para relajar el cuerpo, ya que las altas temperaturas pueden ayudar a estimular la circulación sanguínea y a favorecer la actividad interna de las células. Es también una buena terapia para calmar el estrés, la hiperactividad del sistema nervioso y recuperar el equilibrio entre cuerpo y mente.