Con el fin de estimular nuestra creatividad se pueden llevar a cabo una gran variedad de actividades: ganchillo, repostería, cerámica y pintura, costura, etc. Desde el país del sol naciente llega una nueva moda basada en crear pequeños muñequitos con un curioso nombre: los amigurumis. Tejidos con ganchillo y rellenos de lana, tienen un aire infantil y un sinfín de opciones. Y es que su técnica se traslada también a la realización de complementos como bolsos o monederos.
Los amigurumis nacen de la cultura japonesa kawaii, que significa tierno o adorable. Más allá de considerarse un objeto de decoración o un juguete, los nipones cree firmemente que cada muñequito tiene un alma que conecta con su dueño para protegerlo y ayudarlo en los malos momentos. La creatividad es el fundamento de esta práctica ya que no hay normas escritas en cuanto a textura, color, composición o formas. Eso sí, normalmente se utilizan hilos de algodón o lana.
Así, crear amigurumis no sólo estimula la creatividad, sino que relaja, estimula la paciencia, reduce el estrés y mejora la concentración. Además, el hecho de estar centrado en una labor ayuda a conocerse y conectar con uno mismo, sin olvidar que siempre es gratificante conseguir un objeto bello. El resultado se puede utilizar como decoración o, mejor aún, como un bonito obsequio para un amigo o familiar.
Los amigurumis, un pasatiempo adorable
Los peluches de toda la vida cogen un nuevo matiz en Japón, donde se elaboran a mano los llamados amigurumis, unos muñecos tiernos, blandos y con variedad de formas y colores.
