Hoy, como cada día, miles de personas abren la primera página de un libro y comienzan a leer en el autobús, la cama o hasta en un parque. Cada persona construye su propio hábito de lectura en medio de la rutina. Lo hacemos así, como una manera de desconectar de nuestras preocupaciones para entrar de lleno en la trama de una novela con la que podemos llegar a identificarnos. Personajes que con su fuerza y sus debilidades nos enseñan a ver el mundo desde otra perspectiva. De hecho, este es uno de los mayores beneficios de la lectura. Según los expertos, leer nos hace más empáticos, nos libera del estrés y aumenta nuestra inteligencia emocional. A fin de cuentas, no estamos solos en el mundo. Fuera, en los libros, siempre hay alguien dispuesto a enseñarnos el lado B de las cosas.
La pregunta es: ¿De qué manera leemos y en qué condiciones? ¿Son siempre las más óptimas? Somos bastante conscientes de que leer aumenta nuestra plasticidad cerebral, activa la memoria y además nos permite concentrarnos en una única cosa: leer y nada más. ¡Todo un match!
Sin embargo, en el Día Internacional del Libro no queremos perder la oportunidad de reflexionar sobre cómo son nuestros hábitos de lectura. Porque leer en la cama de lado o sin almohada no es siempre la mejor postura para hacerlo. Como tampoco es bueno para nuestra salud ocular leer durante muchas horas, sin apenas parpadear y con poca iluminación.
Para evitar la sequedad ocular hay que hidratar los ojos a menudo de forma natural, parpadeando, o aplicando lágrimas artificiales.
Como hemos visto, leer tiene una traslación directa en nuestro cerebro y nuestras emociones. Digamos que nos convertimos en personas con una mayor capacidad para entender al otro, después de haber escuchado concienzudamente al protagonista de ese libro que nadie nos quita de las manos.
En palabras de la coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, "leer hace que vivamos las historias de los personajes que habitan nuestras lecturas como propias y esto hace que se activen nuestras neuronas espejo, implicadas en unos procesos fundamentales, los procesos de empatía”.
Pero también hay que tener en cuenta que, si no leemos correctamente, podemos sufrir algunos síndromes oculares como “sequedad, fatiga visual o incluso que se aumente o que aparezca la miopía”, según detallan los especialistas del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV).
Así que, veamos cómo hacerlo bien para que no decaiga nuestro espíritu literario. Y para que este Sant Jordi leamos, pero a sabiendas de que entre página y página también cabe un pequeño descanso.