Imagina un hogar. Pongamos que es el tuyo o el de millones de mujeres más. Imagina que en él todo se reparte entre tú y tu pareja; las tareas domésticas, el cuidado de los niños, las decisiones vitales… Ahora bien, toca tierra, ¿acaso siempre ocurre así de idílico, justo y equilibrado? Durante siglos, el combo crianza-hogar ha corrido a cargo de las mujeres, con toda la carga emocional y física que eso implica. Madres que como la tuya también tuvieron que gestionar ese “hoy qué comemos”. Y si no fue tu madre, seguro que fue tu abuela. El caso es que son ellas las que todavía hoy se encargan de la mayoría de las labores. Las consecuencias nos la sabemos y las hemos visto: mujeres agotadas, ¡agotadísimas! Pero, por suerte, lo de la superwoman que llega a todo menos a ella misma ya no nos lo creemos. Hoy existen maneras de decir “ya está”, “yo me desentiendo” y dejar que otros, que tu pareja, forme parte de las cosas no tan maravillosas, pero también necesarias, que ocurren en el interior de una vivienda.
"Me sorprende que no hayas comprado arándanos"
“Me quedé mirando el mensaje de mi marido y me lo imaginé pronunciando esas palabras […] Me puse inmediatamente a la defensiva y pensé: “Esto…, ¿por qué no puedes comprar tú los arándanos?”.
Ya sé que esta no es tu historia, pero podría serlo. En realidad, es la de Eve Rodsky, la autora del libro ‘El método Fair Play para las tareas domésticas’. Un texto que, como ella misma explica, nace de la necesidad básica de estar cansada de ser la única que se acordaba de comprar el papel higiénico en su casa. Quien dice papel, dice bajar la basura o poner el lavavajillas. Esa larga lista de tareas que van desde hacer la colada hasta programar las visitas al médico, pasando por comprar regalos de cumpleaños, llevar a revisar el coche o pasear el perro.
Llevar un hogar implica estas y muchas otras obligaciones que no siempre se reparten de manera equitativa y eficiente entre las parejas. Y, aunque las transformaciones en materia de igualdad parece que están ya casi a la última, lo cierto es que todavía nos falta algunos peldaños más hasta alcanzar la paridad.
Asumámoslo: la balanza está desequilibrada. Eve Rosky ha creado una técnica innovadora para reequilibrar esta situación. Se trata del método ‘Fair Play’.
'Fair Play'. Si no te suena, apunta porque ha llegado para quedarse y revolucionar cada uno de los hogares. Esos en los que son las mujeres las que aún se responsabilizan de las múltiples labores. Solo necesitas 4 normas y una baraja de 100 cartas/tareas para que ‘Fair Play’, que funciona como un juego, te cambie la vida. Una manera de priorizar lo que es importante para ti y tu familia. Y, sobre todo, para definir roles y expectativas. ¿Quién hace qué? El resultado: más tiempo para ti.

El verdadero problema: cuando el peso doméstico recae sobre las mujeres
El libro tiene como objetivo dar una solución real a las millones de mujeres que al acabar el día se sienten realmente cansadas. No solo cuidan de los niños, muchas de ellas trabajan y al llegar a casa hacen lo que Eve Rosky llama “el segundo turno”. Es decir, un sinfín de trabajos domésticos e “invisibles” que ni se remuneran, ni se valora. “Muchas veces a las propias mujeres les que cuesta reconocer que eso es trabajo”.
¿Qué he hecho durante todo el día? Cuando llegó el momento en que fui capaz de responder a esta pregunta, no me cupo ninguna duda de que había perdido el control de mi tiempo”.
De hecho, la autora también nos explica que la carga mental y el trabajo emocional de tomar decisiones familiares constantemente son algunos de los rasgos que fomentan el síndrome de la mujer agotada. Al respecto de su relación en pareja, explica:
“Yo no había previsto el constante esfuerzo emocional, mental y físico que exigía la maternidad. Puesto que Seth y yo no habíamos negociado cómo compartiríamos el trabajo doméstico antes de la llegada de Zach, este recayó sobre mí por defecto”.
Como ella, muchas mujeres que tienen una relación estable cargan con el mayor peso de las responsabilidades familiares. Sobre todo, porque no suele haber una previa repartición de roles y tareas y, según la historia, parece que son las mujeres las que toman el relevo de la maternidad y el hogar.
Sin embargo, esta situación, además de agotar a las madres, también acaba afectando a la pareja. Aumentan las discusiones, los reproches, la irritación. Y luego viene el discurso de ellos que, después de haber asumido que son ellas las que se encargan de la mayoría de las cosas, se echan atrás porque “no hace nada bien”.
Por todo ello, la autora decidió que ya estaba bien, que necesitaba dar con un método que, al puro estilo de Marie Kondo (en versión tareas domésticas), consiguiera una repartición real de las tareas. Algo que veía en ella, pero también en todas esas amigas que habían desviado su carrera profesional mediante una reducción de su carga de trabajo profesional, o que habían abandonado por completo el mundo laboral tradicional al ser madres.
Una vez más, nos damos cuenta que es imposible compaginarlo todo. Ella misma, al acostar al bebé y sentirse exhausta se pregunta: ¿Qué he hecho durante todo el día? “Cuando llegó el momento en que fui capaz de responder a esta pregunta, no me cupo ninguna duda de que había perdido el control de mi tiempo”.
¿Te suena esta historia? Si no es tu caso, seguro que puedes recordar ese mensaje de texto que recibe tu amiga cuando estáis tomando un café y, de pronto, su pareja la reclama porque no sabe dónde están las camisetas del niño o cómo se esterilizaba el biberón. “Cosas básicas que deberían saber o ser capaces de averiguar sobre el cuidado de nuestros hijos y el hogar”, explica Eve Rodsky.
Hacer visible lo que hasta hora pasaba desapercibido
De hecho, muchos maridos se convierten en meros “ayudantes” en lugar del papel que tendrían que asumir según la autora. Es decir, el de un socio, planificador que colabora directamente en todo lo referente a la familia. Pero, como ella misma explica, por desgracia, eso no ocurre por arte de magia.
Hay que hacer visible el trabajo doméstico, darle valor, que aprendan que esto tiene un coste en nuestra salud emocional como mujeres y que, solo puede solucionarse equilibrando la balanza entre ambos.
Para hacer visibles todas las tareas y de la manera más directa posible, Rodsky creó el método 'Fair Play', el cual empieza con una lista. Una lista en la que se apuntan "todas las cosas que hago" y, a partir de ahí, se empieza a definir qué hace cada uno y qué se podría hacer de manera común para mejor la relación y, sobre todo, para disminuir la carga que llevan ellas. Solo así se puede cuantificar y poner nombre a todas aquellas cosas que antes pasaban desapercibidas.
Si quieres formar parte de 'Fair Play', entonces, convierte la lista de tareas en un sistema, un juego, un método para dos que cuenta con 4 reglas:
- El tiempo es igual para todos: Solo cuando creáis que vuestro tiempo debe medirse de la misma manera, la división del trabajo en vuestra relación dará un giro hacia la paridad.
- Reivindica tu derecho a ser interesante: No pases desapercibida en medio de la confusión. Reivindicar tu derecho de ser interesante implica reconectar con esa versión olvidada de ti misma que echas de menos, o una versión evolucionada e incluso más interesante que está esperando que le den permiso para surgir. Crea tu tiempo y tu espacio: Solo cuando exiges tiempo a tu pareja, a tu familia y a ti misma tienes la capacidad de disfrutar de lo que la autora denomino el "espacio del unicornio". Es un espacio raro, mágico e imprescindible para recuperar los intereses que te hacen única, lo que te permitirá alcanzar la mejor versión de ti misma, y para ser feliz como persona y en tu relación.
- Empieza donde estás ahora: hay mucho en juego. Es el momento de que os deis cuenta de cómo sois y de cómo habéis sido hasta ahora en lo doméstico. Por ejemplo, existen desde mujeres superwoman que quieren llegar a todo, otras más tradicionalistas por accidente o también aquellas que simplemente colaboran en casa. ¿Vosotros cómo sois?
- Estableced vuestros valores y estándares: equilibrad el terreno de juego. Hablar en una conversación sobre cómo jugar las cartas, qué hará cada uno. Un momento en el que hay que dejar de lado esos "a mi manera" o "lárgate, ya me encargo yo". Conoceros y definir qué tareas queréis llevar a cabo.
Además, según el método creado por Eve Rodsky, existen unas 100 cartas divididas por palos de 22 cartas. Es decir que esas 100 tareas se dividen entre los siguientes ámbitos que no podéis perder de vista y que os ayudarán a ser más eficaces.
- El palo de la casa
- El palo de las salidas
- El palo de los cuidados
- El palo de la magia
- El palo de los imponderables
Para terminar, y como la autora indica, nada de esto tendría sentido sin un sistema que implica responsabilizarse de lo que hacemos. Compromiso. Sinceridad. Escucha. Unas tareas que necesitan ser concebidas, planificadas y ejecutadas. La estrategia también llamada CPE. ¿Te sumas a estas siglas que ya ha puesto de moda el método 'Fair Play'?