La motivación es algo que se puede recuperar sin grandes esfuerzos así que si crees que has perdido tu propósito vital, examina cuáles eran tus sueños infantiles, como proponía Randy Pausch en La última lección. Solo tienes que hacerte las siguientes preguntas:
1. ¿Qué amabas hacer de pequeño? ¿A qué solías dedicar más tiempo?
2. ¿En qué momento de tu vida dejaste de hacerlo y por qué?
3. ¿Qué soñabas ser de niño? ¿Cuáles eran tus planes para la edad adulta?
En la respuesta a estas preguntas probablemente se encuentre tu ikigai, aquello que te hace vibrar y dar un sentido a tu vida. Recupera tus sueños infantiles y dales un lugar en tu agenda, en lugar de acumular obligaciones de otros.
Te proponemos 7 sencillos pasos para recuperar la motivación. Es fácil e ilusionante escribir una lista de propósitos, e incluso podemos llegar a cumplirlos al principio. Lo difícil es mantener la motivación para no arrojar la toalla cuando nos asalten las obligaciones y el cansancio de los “días normales”. Estas son algunas de las claves que te pueden ayudar a conseguirlo:
1.Fíjate retos realistas
Si tienes la agenda a reventar, no pretendas dedicar una hora todos los días a aprender un nuevo idioma. 15 minutos diarios (por ejemplo, con una app de idiomas) serán más fáciles de cumplir.
2. No olvides nunca el resultado final
No te limites a ver el compromiso en tu agenda, recuérdate lo que conseguirás cuando hayas logrado cumplir tu objetivo todos los días que te has propuesto y cómo te sentirás cuando lo hayas conseguido.
3. Busca a más gente “motivada”
Seguir los progresos de otras personas que están asumiendo el mismo desafío que tú, sobre todo si son amigas, te ayudará a mantener tu propia motivación para estar a la altura y compartir el camino.
4. Divide y vencerás
Escribir una primera novela puede parecer un desafío imposible, pero completar una página al día o un capítulo a la semana es mucho más manejable. Los pequeños objetivos, sumados, te llevan a la gran meta.
5. Regálate pequeños premios
En tu camino a la cima, ponte etapas a cumplir que incluyan alguna gratificación. Por ejemplo, una sesión de spa o un masaje relajante después de un mes de acudir al gimnasio.
6. Lleva un diario de progresos
Eso te ayudará a tener una visión de conjunto de cómo crece el proyecto y podrás comparar unas semanas con otras. Si en algunas “pinchas”, puedes analizar qué ha fallado. ¿Habías recargado demasiado la agenda?
7. No abandones a la primera
Si un día o una semana no has cumplido, no lo tomes como excusa para dejarlo. Puedes compensarlo cumpliendo de forma estricta a partir de ahora.