La situación sanitaria actual ha provocado que miles de personas vean afectadas sus vacaciones de Navidad. Con las restricciones vigentes, está claro que las reuniones familiares, si se producen, serán muy diferentes a como las celebrábamos habitualmente.
Además, los cierres de muchas comunidades autónomas o países y otras restricciones de movilidad harán que muchas personas se vean obligadas a pasar solas las vacaciones de Navidad, o con la única compañía de mascotas y plataformas de videoconferencia. Es el caso de los estudiantes que se encuentran de Erasmus, de las personas que se viven fuera de su ciudad habitual por trabajo, de los que desgraciadamente han perdido a algún ser querido en los últimos meses o de aquellos que simplemente viven lejos de sus allegados.
A toda esta incertidumbre se le suma el miedo a la situación sanitaria actual. Sin embargo, este temor puede convertirse en una especie de “salvavidas” al que agarrarnos en los momentos de debilidad. En palabras de Pau Forner, creador de habilidadsocial.com y autor de ‘Dirige tu vida’, "aunque parezca increíble, el sentimiento de miedo puede ayudarnos durante estas fiestas ya que, si tenemos un momento de bajón, podemos recordar que estamos haciendo este esfuerzo para proteger a los nuestros de un posible contagio. Como digo, tenemos dos opciones: permitir que nos supere o convertirlo en una motivación o justificación de nuestra actitud prudente".
Estar solo no es sinónimo de sentirse solo
La soledad puede ser buena, y es algo que está comprobado científicamente. Un estudio demuestra que, con la soledad, el cerebro recupera capacidad de atención, motivación, creatividad y productividad.
Lógicamente, estar solo y sentirse solo no son sinónimos. Y es que sentirse solo sí que afecta negativamente a nuestra salud mental. Pero, ¿cuál es la diferencia entre ambos términos? La primera respuesta está en las expectativas: en la distancia entre tus relaciones sociales reales y las que te gustaría tener. Si te gustaría poder compartir tus emociones con alguien, pero no tienes nadie con quien hacerlo, te sentirás solo.
En segundo lugar, la cuestión es cómo te sientes respecto a lo que sientes. En definitiva, cómo te sientes respecto a sentirte solo: “si cuando te sientes solo lo interpretas como algo terrible, probablemente te deprimas. Si lo interpretas como oportunidad para reflexionar y conocerte mejor, probablemente no te afecte tanto”.
Para hacer que este “mal trago” sea lo más llevadero posible, Pau Forner ofrece una serie de consejos que no solo nos ayudarán a pasar estas señaladas fechas sin compañía, sino que nos servirán como oportunidad para mejorar nuestra gestión de las emociones.