A priori, todo son ventajas. El sistema monodosis de las cafeteras actuales es rápido, limpio y cómodo. En menos de un minuto es posible dar el primero sorbo. Ahora bien, más allá del debate en torno a su calidad frente al café de la cafetera tradicional, hay una cuestión mucho más polémica: la contaminación medioambiental de las cápsulas.
Conscientes de ello, algunas de las principales marcas de este sector ?entre ellas, Nespresso y Dolce Gusto- emprendieron mecanismos encaminados a minimizar el impacto ambiental del desperdicio de las cápsulas. Establecieron redes de reciclaje propias a través de puntos de recogida instalados en diversas ciudades.
Desde hace unos años, además, se ha impuesto una nueva tendencia artística que pretende evitar el malbaratamiento de las cápsulas. Basta un poco de imaginación o una buena conexión a internet para bucear en blogs y tutoriales de Youtube para convertir una bolsa de cápsulas usadas en todo lo que puedas imaginar. Fácil, barato y original.
Empieza a recopilar cápsulas, cháfalas con un mortero o, sencillamente, pisándolas y deja volar tu imaginación. Tienes una paleta amplia de colores en las cápsulas para fabricarte originales joyas -anillos, pendientes o collares-, o incluso un reloj de pared en el que cada una de las cápsulas señale uno de los puntos de las 12 divisiones horarias. Hay propuestas más asequibles como hacer un cenicero.
Reciclar con arte las cápsulas del café
Imaginación (y ecología) al poder: convierte las cápsulas monodosis en originales joyas, broches, ceniceros o lo que se te ocurra y evitarás que sean un mero desperdicio para el medio ambiente.
