¿Podemos pensar como una abeja? ¿Sumergirnos en su universo? Imagina una colmena con sus pequeñas celdas y ese néctar que las abejas recogen para transformarlo en miel. Un trabajo en equipo que depende de muchos pasos y que, sin duda, es un auténtico ejemplo de vida. Y no solo eso, se trata de un modelo organizativo que lleva siglos funcionando y del que todavía tenemos mucho que aprender; desde el carácter de sus reinas hasta cómo extraerle el néctar a la vida.
La miel contiene todas las sustancias necesarias para la vida: enzimas, agua, minerales y vitaminas. Como explica Alison Davies en su libro ‘La filosofía de las abejas: una original guía de autoayuda’, a los antiguos egipcios les gustaba tanto que incluso se llevaban tarros de miel a la tumba. Cuesta creer que estos pequeños insectos voladores sean los encargados de producir este fluido dulce y viscoso rico en antioxidantes y con propiedades antiinflamatorias.
Pero la miel no es tan importante si no sabemos llegar a ella y entender el proceso por el que pasa hasta que podemos consumirla. De esta manera, Alison Davies nos explica en su libro cómo podemos aplicar la filosofía de las abejas en nuestra propia vida. Siendo conscientes, sobre todo, de la importancia del trabajo colectivo. Más, en un momento de crisis social y sanitaria marcada por las distancias y la individualidad. Porque lo colectivo es algo que no olvidamos y que, como las abejas, llevamos dentro de nuestro inconsciente.
"La razón por la que los peces forman bancos, los pájaros forman bandadas y las abejas forman enjambres es que son más listos juntos que por separado. No hay votaciones; no hay encuestas; forman un sistema. Son interactivos y toman una decisión juntos en tiempo real".
Las abejas no se andan con rodeos. Van al grano. Son directas y cumplen sus objetivos. "Los valores de la abeja son sencillos: ¡creer es poder!", explica la escritora.
De hecho, la autora apuesta por un término muy curioso: "abejatizate". Es decir, toma los valores que las abejas transmiten y atrévete a soñar, haciendo realidad tu propia visión. Pero, ¿cómo sacarle el máximo partido a tu miel? Si tuvieras un poder mágico, ¿cuál sería? Por ejemplo, las abejas, tienen poderes como la habilidad de sentir el néctar hasta los engranajes de sus cuerpos que les permiten convertir el azúcar en oro. Ese es su súper poder, ¿y el tuyo? Un potencial mágico que todos tenemos y que se hace evidente en nuestras cualidades, talentos o habilidades. Llegar a él es un camino que, como el de las abejas, requiere atención, constancia y una mirada propia, directa.
Reconoce en ti todas esas peculiaridades y da gracias por tenerlas en ti. Cuídalas como un buen tarro de miel, mímalas con el cuidado del azúcar, así fortalecerás tu autoestima, lo que, a su vez, ayudará a que esa magia tuya salga a relucir. Un talento que nos recuerda al de la abeja reina y su poder, ya que es la única hembra fértil que pone huevos fecundados. En ella recae el poder de la reproducción, de que todo el sistema siga su correcto curso. Es la reina y lo sabe. "Venerada y respetada, su majestad, la abeja reina se muestra orgullosa de sus curvas", escribe Davies.
Para la autora, el poder femenino de las abejas es fundamental en esta filosofía. Y, sobre todo, el hecho de expresarnos libremente. "No seas tímida en cuanto a tus sentimientos. Comparte lo que piensas y lo que sientas, y si algo no te sienta bien, dilo", escribe. En ocasiones puede parecer difícil mostrar nuestra opinión, especialmente si los demás no están de acuerdo, pero "haz como la abeja reina, quien lucha por su derecho a gobernar". En definitiva, deja que la reina que llevas dentro salga a la superficie.
Eso sí, asegúrate, como en una verdadera colmena, de que estás rodeada de una sólida red de amigas que te apoyan y te animan a luchar por tus sueños. Y, por su puesto, si como las abejas tienes un plan, un objetivo concreto, debes lanzarte a por él convirtiendo la paja en oro. Por eso, a continuación, te mostramos algunos consejos para que confíes en ti, en tus instintos y seas las cabeza del enjambre. Toma la iniciativa y ¡abejatízate!