1.- Salinas de Añana y el Valle Salado. Se trata de uno de los paisajes mejor conservados de Europa, que forma parte de la iniciativa 'Sal tradicional, Ruta del Atlántico'. Las Salinas de Añana tienen más de 6.500 años de historia y se ubican en el pueblo más antiguo de Álava. Las visitas guiadas permiten conocer de cerca la producción artesanal de los diferentes tipos de sal. En el Spa Salino, además, los visitantes pueden sumergir pies y manos en los manantiales.
2.- Salinas de Léniz. En la provincia de Guipúzcoa encontramos un pueblo tradicionalmente ligado a la industria salinera, establecido durante la Edad Media para la producción de sal. El museo de Léniz Gatzaga nos acerca a la historia de los productores salinos en las mismas instalaciones utilizadas para producir este 'oro blanco' durante siglos. También se puede aprender sobre las diferentes técnicas de obtención de sal.
3.- Salinas de Naval. Los que quieran bañarse en aguas saladas pueden ir hasta Huesca, donde los visitantes pueden flotar sobre aguas naturales. Con una concentración de sal mayor que en el Mar Muerto, las Salinas de Naval están indicadas para combatir eficazmente problemas como el estrés, el insomnio y la fatiga. También se organizan rutas para conocer los alfolíes del siglo XIII y los lavaderos del siglo XIX.
Turismo de salinas, en busca del 'oro blanco'
Ligadas a un paisaje sorprendente, las salinas de nuestro país nos permiten flotar sobre aguas naturales, descubrir diversos tipos de sal y adentrarnos en una profesión milenaria.
