Por su alto contenido en vitaminas, sales minerales, almidón y azúcares y por la manera en que algunos de sus elementos actúan en función de la temperatura que adquiera, el ajo es un aliado perfecto para numerosos remedios caseros:
- Diabetes: comer una ensalada de tomate con ajo frecuentemente ayuda a incrementar los niveles de insulina en sangre.
- Lombrices: para expulsarlas, ingerir zumo de ajo mezclado con leche.
- Reumatismo: aplicar ajo machacado en las zonas afectadas alivia el dolor.
- Dolor de oído: hervir aceite con ajos machacados, colar y aplicar unas gotas tibias.
- Hongos y bacterias: aplicar sobre la zona afectada un cataplasma con ajo.
- Mosquitos: contiene una sustancia que no se metaboliza y se expulsa mediante sudoración. Dicha sustancia, además, es repelente para los mosquitos, por lo que su ingesta ayuda a una protección natural contra las picaduras.
- Manchas en la cara: aplicar sobre las mismas y masticar ajo crudo varios días ayuda a su tratamiento.
Usos no gastronómicos del ajo
Sería imposible contar las recetas que cuentan con su sabrosa presencia. El ajo tiene, además, infinidad de aplicaciones medicinales.

Usos no gastronómicos del ajo