Seguro que alguna vez te has topado con una lámpara de sal del Himalaya. Su iluminación tenue, proyectada a través de unos cristales de sal de color rojizo, es utilizada en numerosos centros de yoga o spas como un elemento que relaja, “purifica el aire” y “elimina las energías negativas”. Sin embargo, ¿qué evidencia científica tienen este tipo de objetos? ¿Funcionan realmente como tal?
Estas pequeñas lámparas, que consisten en una bombilla colocada dentro de un trozo de sal rosa del Himalaya, se han popularizado por todo el mundo entre los amantes del bienestar y el Feng Shui. Se las conoce como “ionizadores naturales”, ya que se supone que tienen la capacidad de cambiar la carga eléctrica del aire circundante, mejorando la calidad del mismo y promoviendo mejores energías. Pero ¿cómo se supone que lo hacen?
Pues bien, hay quienes sugieren que estas lámparas pueden producir grandes cantidades de iones negativos o partículas con cargas negativas hacia el exterior, mediante las cuales reducirían los contaminantes del aire. Es decir, su supuesta función es la de atraer moléculas de agua del ambiente que al entrar en contacto con la lámpara se evaporan cargadas de sal llenando el aire de iones negativos.
Aunque siguen sin confirmarse sus beneficios, se insiste en afirmar que mejoran la calidad del oxígeno; previenen de problemas de congestión nasal, reducen las molestias derivadas de las alergias, aumentan el estado de ánimo y la concentración o proporcionan alivio a los síntomas de los problemas respiratorios leves.
Decoran e iluminan
Eso sí, más allá del mito o de la realidad, lo que convierte a estas lámparas en un objeto super ventas es su gran poder decorativo, así como la calidez de la luz que desprenden. Gracias a su toque natural, y sus distintos minerales (colpa roja, amarilla o blanca; pero también litio, halita y selenita), son el elemento perfecto para aquellas personas que rehuyen del plástico y otros materiales contaminantes.
De hecho, si las buscas en Internet o en cualquier herboristería y centro especializado, verás que existen muchas formas y tamaños. Esta variedad de diseños, junto a toda su teoría mística, las convierte en un elemento imprescindible dentro del universo zen.
Luz tenue y anaranjada
Ahora bien, a pesar de que sus beneficios no están confirmados, ¿por qué se utilizan tanto en los espacios de yoga o incluso en los centros de psicología? Lo único que podríamos arriesgarnos a confirmar es el poder que ejercen como un elemento que tranquiliza gracias a su luz tenue y su color anaranjado.
No ayudan a dormir directamente, pero sí que pueden tener efectos beneficiosos en nuestro descanso gracias a su luz tenue y anaranjada.
Por ejemplo, lo más interesante es que se pueden utilizar para evitar los focos de luz blanca, los cuales afectan a nuestro descanso. Tal y como explican los doctores Eduard y Carla Estivill en el libro ‘El método tokei’, “en el crepúsculo disminuye la luz que penetra a través de los ojos y esta información llega a la glándula pineal, que comienza a fabricar la melatonina, la cual nos ayuda a conciliar el sueño". Por ello, no es bueno exponernos a pantallas y otros dispositivos lumínicos dos horas antes de dormir. Se supone que nuestro cerebro no necesita producir más melatonina y de esta manera solo hacemos que estimularlo más.
Es decir que, mientras que las luces blancas y directas pueden tener un impacto sobre nuestro ritmo circadiano antes de dormir, alterándonos y desregulando nuestro sistema, las luces más amarillas, naranjas o rosadas atenúan este efecto. Y este es justo el ambiente que generan las lámparas de sal del Himalaya, con sus tonos naturales y tranquilizadores. Todo un efecto visual que acaba induciéndonos, muy lentamente, hacia un estado de relajación temprana.
Como explican desde Maldita.es, una de las webs más famosas de fact checking en España, “no hay evidencias de que las lámparas de sal del Himalaya tengan ningún efecto beneficioso directo sobre la salud”. ¿Pueden ayudarnos a dormir mejor? En efecto, pero también cualquier bombilla de luz anaranjada y tenue tendría el mismo efecto. Como ya hemos visto, en este caso, lo que vende es la misticidad de un producto que, visto desde cualquier rincón, ilumina de manera tenue las estancias.
