Cualquier momento del día es bueno para practicar y aprovechar los múltiples beneficios del yoga. Desde oxigenar los músculos hasta mejorar nuestra resistencia, calmar la respiración o apaciguar nuestra mente. A continuación hemos destacado 7 para que, de una vez por todas, te animes a practicar yoga –no te asustes, puedes probar con rutinas de ejercicios de yoga para principiantes– y disfrutes de todo lo que esta práctica le aportará a tu cuerpo y también a tu mente.
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Es una forma de arrancar bien el día: si bien es cierto que hay mucha gente que prefiere una práctica de tarde o de noche, practicar yoga temprano ayuda ordenar nuestros pensamientos y a preparar nuestra mente para lo que tenga que llegar durante el día.
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Una postura, un objetivo: mientras que hay posturas que nos ayudan a calmarnos y a relajarnos, tanto cuerpo como mente, hay otras que lo que hacen es llenarnos de energía y activarnos. La práctica de yoga moviliza mucha energía corporal a través de posturas que nos ayudan a desintoxicarnos –qué necesario- y hasta a aliviar tensiones.
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Te ayuda a organizarte: elevar la práctica del yoga a una rutina diaria te ayuda a ordenar tu vida, tu horario y, con el tiempo, tus pensamientos. De la misma manera que te levantas, te duchas y te tomas el desayuno, introducir el yoga en tu mañana (o en tu tarde), te ayudará a ser más consciente del aquí y el ahora –de ahí sus vínculos con el mindfulness– de forma mucho más natural y fluida, puesto que pasa a ser una necesidad que tu cuerpo y tu mente agradecen.
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No necesitas tiempo: siendo sinceros, todo requiere su tiempo en esta vida, pero sin duda el yoga requiere mucho menos del que piensas (el problema es que es adictivo y siempre quieres dedicarle más). Basta una corta serie de posturas para comenzar a sentir los beneficios. Ante la duda, la madre de todas las posturas es el conocido como Saludo al Sol, que si bien no se trata de una serie sencilla, sí que se va perfeccionando con el tiempo. Movimientos lentos, ágiles y fluidos diseñados para unificar el conjunto cuerpo-mente, ya que esta postura incluye casi todos los elementos de una práctica completa.
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Te enseña a respirar: una acción tan natural y a priori tan sencilla como respirar es algo que, ¡oh sorpresa!, muchos de nosotros hacemos generalmente mal o no le sacamos todo el partido a sus beneficios. Es importante que aprendamos a gestionar una respiración serena y consciente que nos ayudará, además, no solo a ganar resistencia durante la práctica de yoga, sino a serenarnos, oxigenar nuestros órganos, eliminar toxinas, etc.
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Ganamos tiempo para nosotros: reconócelo; cuántas veces te quejas de que no tienes tiempo para ti. Pues en este sexto punto te ponemos la solución en bandeja. El yoga te ayuda a reconectar contigo mismo, a mimarte, a consentirse y a escucharte. Tan solo quince minutos de práctica son necesarios para traer tu mente hacia el presente, el aquí y el ahora y hacia un estado de consciencia actual.
- Lo mejor es la relajación final: da igual la duración o la intensidad de la práctica, sin duda lo mejor es la relajación final. Cuando practicas yoga, siempre debes reservar unos minutos finales a descansar, a relajarte, a respirar de manera cómoda, a desperezarte. Se trata de una sensación única que llega por partida doble, por haber realizado el esfuerzo y por sentir que ha merecido la pena.