HIIT, entrenamiento funcional, body pump, F45… El entrenamiento de alta intensidad ha ido haciéndose un hueco cada vez más grande en la vida de aquellos que practican deporte y que buscan remodelar su silueta. El rotundo éxito y la tan extendida fama de este tipo de entrenamiento que se basa en la alternancia de periodos de alta intensidad (esfuerzo anaeróbico) con otros de intensidad media-baja o incluso de descanso completo.
¿Y dónde se esconde el secreto del éxito de este tipo de entrenamiento? Pues, como ya te comentábamos cuando hablamos de los pros y contras de los ejercicios de alta intensidad y de cómo el HIIT (High Intensity Interval Training) podía ser el método definitivo para perder peso, existen numerosos estudios que avalan su eficacia, como la investigación llevada a cabo por la Universidad Laval (Canadá), que concluyó que se pueden quemar hasta nueve veces más calorías en cuatro minutos de HIIT que en 45 minutos de entrenamiento aeróbico de intensidad constante.
Si tenemos en cuenta que, además de esto, la OMS recomienda “incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y los huesos”, el entrenamiento de alta intensidad puede ser fácilmente una de las formas de ejercicio más completas que podamos incorporar a nuestra rutina.
Pese a todo, muchas mujeres se siguen mostrando reticentes a probarlo por el temor de que éste pueda aumentar su volumen muscular, uno de los mitos del fitness femenino más comunes que, en realidad, carece de fundamento. Tal y como nos explicaba Roger Roca, entrenador profesional de atletismo y triatlón, “los entrenamientos de alta intensidad están indicados para cualquier persona que quiera alcanzar algún reto deportivo”.
Por este motivo, aunque es cierto que en la práctica se observan ciertas diferencias a la hora de entrenar entre hombres y mujeres, esto es debido a que se suelen perseguir objetivos diferentes, pero no existe en realidad ningún motivo fisiológico, metabólico ni biológico detrás de esto. De hecho, uno de los beneficios más notables del entrenamiento de alta intensidad es el conocido “efecto afterburn”, el periodo de recuperación del ejercicio durante el cual nuestro cuerpo sigue quemando grasas aunque se encuentre en reposo, y que se trata de un efecto que se produce en hombres y en mujeres por igual.
Sus ventajas más que demostradas han llevado a que cada vez más mujeres se animen a practicar el entrenamiento de alta intensidad, especialmente cuando se dispone de poco tiempo, ya que con una sesión de tan sólo 20 minutos puedes llegar a quemar unas 800 calorías. Estos son algunos de los beneficios que el entrenamiento de alta intensidad tiene para las mujeres:
Es muy eficaz a la hora de quemar grasa corporal
Diversos estudios respaldan que la combinación de entrenamiento de alta intensidad con unidades de resistencia es muy efectivo para activar el metabolismo, sobre todo gracias al mencionado efecto afterburn.
Tonifica la musculatura
La reducción de la cantidad de grasa corporal, sumada al fortalecimiento del tejido intramuscular, un aumento en el nivel de glucógenos y mayor acumulación de agua en el cuerpo, llevan al endurecimiento del tejido corporal. ¿Resultado? Tu cuerpo más tonificado.
Trabaja grandes grupos musculares
Los ejercicios que suele incluir el entrenamiento de alta intensidad están orientados a trabajar grandes grupos musculares a la vez. De este modo, se consigue una mejor percepción corporal, una mayor estabilidad en los movimientos y una postura más erguida.
Reduce el estrés
Es frecuente que durante este tipo de entrenamientos, debido a la falta de oxígeno en la sangre (al tratarse de un esfuerzo anaeróbico) se reduce la actividad en algunas regiones del cerebro, lo cual tiene un efecto meditativo o de “mindfulness” para nuestro cerebro.
Fortalece los músculos de la espalda
Esos dolores de espalda que muchas de nosotras padecemos pueden mejorar en muchas ocasiones si se fortalecen las zonas dorsal y lumbar. Los famosos pushups, burpees o planks no sólo ayudan a fortalecer los brazos o las piernas, sino también los grupos musculares de la espalda.
Puede contribuir a tener una piel más tonificada
Algunas fuentes también argumentan que el bajo nivel de testosterona en mujeres, en contraste con los hombres, hace que el tejido conjuntivo de los músculos sea más débil. En este contexto, la activación de la circulación durante el ejercicio puede promover la liberación de testosterona, lo que a su vez hace que llegue más colágeno a las células de la piel.