Ante cualquier tipo de lesión física, y de la misma forma que sucede cuando padecemos algún problema emocional o mental, nuestros hábitos van a marcar una gran diferencia en el proceso de recuperación. O bien acelerándolo o bien obstaculizándolo.
Desde un punto de vista holístico, y teniendo en cuenta el eje cuerpo-mente-emociones, la clave está en determinar cuáles deben ser estos hábitos y en no centrarlos únicamente en la zona del cuerpo afectada, sino expandir la mirada hacia un tratamiento global que tenga también en cuenta cómo nos alimentamos, cómo descansamos o cuál es nuestro diálogo interior. ¿Por qué?
También deberíamos tener en cuenta cómo nos alimentamos o cuál es nuestro diálogo interior
Porque nuestro cuerpo funciona como un complejo engranaje de piezas en las que unas dependen de las otras y no podemos pretender aislarlas sin tener el resto en cuenta, puesto que nos estaremos perdiendo todo el contexto que influye decididamente en nuestro estado de salud global. De manera que, si te duele la rodilla y solo piensas en tu rodilla, vas a boicotear tu proceso de recuperación a la vez que dejas de lado todo el resto de cosas que te nutren y que te pueden aportar bienestar.
Por eso, ante una lesión y un proceso de recuperación, resulta esencial abrir nuestra mente, adoptar hábitos sanos y confiar en la fortaleza de nuestro cuerpo, además de ser muy disciplinados con todas las pautas médicas que nos han dado. No pases nunca por alto todo esto: