"El cuerpo y el cerebro se hallan inmersos en una danza interactiva continua. Los pensamientos que son implementados en el cerebro pueden inducir estados emocionales que son implementados en el cuerpo, mientras que el cuerpo puede cambiar el paisaje del cerebro y, de este modo, el cimiento que sustenta los pensamientos." Antonio Damasio.
¿Has oído hablar alguna vez sobre pensamiento corporal?
Por un instante, cierra los ojos y pregúntate qué significan estas dos palabras juntas… "pensamiento corporal". ¿El cuerpo piensa? ¿El pensamiento reacciona a la percepción y a las sensaciones del cuerpo? ¿Son ambos en doble dirección sensibilizados mentalmente y por el entorno?
La actividad cognitiva es el proceso mental a través del cual se captan los aspectos del entorno, a través de los órganos sensoriales, ubicados en el cuerpo, con el propósito de comprender la realidad. El pensamiento, en cambio, es la actividad y la creación de la mente; se dice de todo aquello que es traído a la presencia mediante la actividad del intelecto o entendimiento. El entendimiento permite a la persona ponerse en contacto con el mundo como realidad, captando su estructura y significado.
El cuerpo, más que un mediador entre la mente y el mundo es un actor, a la vez que un participante. Esto lo afirmaron de forma pionera, Lakoff & Johnson en 1980, y lo denominaron Embodiment, por lo que el cuerpo es, en la propuesta cognitivista de Embodied Cognition, la parte fundamental de todo el sistema cognitivo tales como la memoria, la atención, el lenguaje, la percepción, la solución de problemas, la inteligencia y la planificación de cada persona pero no por el cuerpo en sí, sino por el rol que desempeña en nuestro proceso de dar significado a la experiencia, es decir, el conocimiento entra a través del cuerpo.
¿Te imaginas que el conocimiento entrara por otra vía que no fuera el cuerpo y sus sentidos?
En la película "Matrix" se plantea conectar directamente el cerebro a un ordenador y descargar, por ejemplo, un programa de jiujitsu (arte marcial), pero el planteamiento falla al no haber sido entrenados los músculos y articulaciones -entre otros aspectos- para llevar a cabo los movimientos, ya que el cuerpo no sabe exactamente qué tiene que hacer sin haber adquirido experiencia, aunque la mente lo memorice, el cuerpo necesita desarrollar herramientas para aplicar cualquier tipo de entrenamiento.
El Embodied Cognition ha supuesto un cambio de paradigma. Sobre todo, respecto al dualismo que, desde tiempos de Platón y Descartes, se daba por hecho que el cuerpo estaba separado completamente de la parte pensante, estrechamente unidas pero independientes entre si. La nueva corriente de pensamiento corporal o Embodied Cognition es un concepto que engloba mente y cuerpo como una unidad en la que no hay separación, es decir, es un sistema interconectado.
Nuestro biosistema musculoesquelético expresa nuestras emociones. ¿Cómo se explica esto? Porque nuestras emociones son estados sensoriales causados por la liberación de diversos neurotransmisores y hormonas, que luego se convierten en sentimientos y finalmente en el lenguaje o idioma corporal.
El cuerpo se convierte en el lugar primario para conocer el mundo que nos rodea. Por ejemplo, un bebé explora y conoce primero a través de la boca, las manos o la mirada, para después ir incorporando el dominio de su cuerpo, el control de esfínteres, el caminar, etc…
En la postura de una persona adulta está escrita su historia, su carácter, su temperamento o su estado de ánimo actual
En ese sentido, podemos llegar a decir que, en la postura de una persona adulta está escrita su historia, su carácter, su temperamento o su estado de ánimo actual. A través de ella, se podrá hacer una lectura de esa persona, por lo que es correcto decir que el cuerpo y su postura tienen su propio lenguaje encarnado.
De hecho, la contracción de los músculos faciales no solo refleja las emociones, también contribuye a experimentarlas. Un número creciente de estudios indica que las implicaciones que unen cuerpo y mente reflejan una clave principal sobre el modo en que pensamos: la mente utiliza el cuerpo para dar sentido a las nociones abstractas (lo que existe sólo en idea, en concepto, en la mente).
Dime qué haces y te diré de qué enfermas
El psicólogo Robert Ader (1932-2011) empezó a estudiar e investigar las relaciones entre la mente, las emociones, los neurotransmisores y el cuerpo, creando así la llamada corriente de la psiconeuroinmunología.
Esta ciencia relaciona los sistemas inmunológico y nervioso, de manera que las emociones negativas (desagradables), como la ira, el miedo, la tristeza, la ansiedad y el estrés repercuten en la salud haciendo más vulnerable el cuerpo y provocando ciertas enfermedades como úlceras de estómago, colitis ulcerosa, cardiopatías, etc., así como disminuyendo nuestras defensas.
La ansiedad y los trastornos emocionales predisponen la aparición de enfermedades infecciosas, como los resfriados comunes o los herpes
La ansiedad y los trastornos emocionales predisponen la aparición de enfermedades infecciosas, como los resfriados comunes o los herpes, debido a que el sistema inmunológico se debilita, cuando esto sucede, los cuerpos tienen más dificultad para hacer frente a los agentes cancerígenos.
La relación entre conflicto emocional y enfermedad orgánica es evidente. El cardiólogo Ilan S. Wittstein, M.D. de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (EE. UU.) publicó en la prestigiosa revista de alto impacto, New England Journal of Medicine, sus conclusiones acerca de los males del corazón. Una emoción fuerte puede causar un daño irreparable en una persona que no haya sufrido dolencia cardíaca anteriormente. Por ejemplo, el llamado mal de amores, la presión psicológica mantenida o un sobresalto emocional disparan los niveles sanguíneos de neuropéptidos, de adrenalina y otras hormonas del estrés, como si se tratara de malos recuerdos, el efecto pernicioso de estas moléculas se acumula en el músculo cardíaco y acaba padeciendo literalmente el síndrome del corazón roto, según el doctor Wittstein.
¿El cuerpo tiene memoria?
Más allá de los 40 millones de células nerviosas responsables de gestionar en el hipocampo la información que procede de los sentidos, todo cuanto acontece en la vida de un ser humano, desde su concepción hasta su muerte, se va transmitiendo al resto de las células y queda archivado en la memoria orgánica. Al parecer, la memoria del cuerpo es sosegada, pero implacable. Día a día retiene las agresiones que sufre, como la mala alimentación o el desgaste causado por las hormonas del estrés, pero también los estímulos positivos.
Según el doctor Domingo Pérez León, director del Instituto Biológico de la Salud, "algunos factores como el tabaco, las drogas, la automedicación y una alimentación desequilibrada perturban un organismo sano, intoxicando la sangre, disminuyendo el oxígeno, agotando su sistema nervioso y alterando la composición de los líquidos orgánicos. Estos factores quedan grabados en la memoria de las células y con el tiempo acabarán disminuyendo el sistema inmunológico y sus mecanismos habituales de adaptación". El daño es acumulativo. Por ejemplo, la exposición excesiva y sin protección a la radiación ultravioleta de los rayos solares penetra en la piel y causa minúsculas lesiones en la molécula de ADN, a veces irreversibles, aunque los efectos no se ven inmediatos, sino que aparecen después de décadas, cuando brotan las manchas, las arrugas e incluso el cáncer.
En palabras de la psicóloga Luz Casanovas, autora de "La memoria corporal", "el cuerpo se moldea a partir de una carga genética, con las experiencias, sentimientos, emociones, recuerdos y pensamientos. Guarda sus secretos hasta que queremos descifrarlos y no se cansa de darnos pistas en forma de síntomas, que es su forma de hablar".
El poder del movimiento
Las investigaciones sugieren que el ejercicio constituye una asombrosa estrategia para mantener una buena salud física, pero también mental. La actividad física incrementa los niveles de la proteína BDNF, que favorece la supervivencia de las neuronas y está asociada a la mejora de la plasticidad sináptica (modula la percepción de los estímulos del medio, tanto los que entran como los que salen), la neurogénesis (es el proceso por el cual se generan nuevas neuronas) y la vascularización cerebral (el aporte sanguíneo al cerebro), procesos imprescindibles para un buen funcionamiento cerebral y aprendizaje. El ejercicio físico tiene un impacto positivo en el funcionamiento del hipocampo, en la liberación de importantes neurotransmisores y en el desarrollo de las funciones ejecutivas del cerebro, básicas para el rendimiento académico y desarrollo de la persona.
El paso por la vida debe encaminarse hacia la felicidad y no hacia el sufrimiento. Hay que actuar de inmediato para reorganizar nuestro castigado cuerpo, recomponiendo sus formas, devolviéndoles paso a paso sus formas naturales, que no son otras que las de su buen funcionamiento. Una actitud responsable, franca, abierta, honesta y decidida devolverán ineludiblemente la salud, el amor y la felicidad, caminando hacia la ausencia máxima de conflictos. (Muné-Ramos, 1993).
Bibliografía
- Calvo-Garzón, F.J. (2005). Arquitecturas de la Cognición Mente = Cerebro + Cuerpo + Medio Conferencia pronunciada con motivo de la concesión a Francisco José Calvo Garzón del Premio Jóvenes Investigadores de la Región de Murcia. Fundación Séneca - Agencia Regional de Ciencia y Tecnología.
- Casasnovas, L. (2003). La memoria corporal. Bilbao: Descleé de Brower.
- Keselman, S. (1990). El Pensamiento Corporal. Barcelona: Paidós Ibérica.
- Lakkof, G. & Johnson, M. (1980) Methaphors We Live By. Barcelona: Cátedra, Colección Teorema.
- Muné-Ramos, A. (1993). La evidencia del cuerpo- Como llegar al equilibrio cuerpo, mente y espíritu. Barcelona: Paidós Ibérica.
- Riu, E. (2005). El síndrome del 'corazón roto': Un choque emocional puede causar una cardiopatía con los mismos síntomas que un infarto. Suplemento de Salud de El País. https://sid.usal.es/20742/1-1