Desarrollar la atención plena, o lo que es lo mismo, ser capaz de vivir el presente sin preocupaciones, estrés o ansiedad, no siempre es coser y cantar. Los ejercicios de meditación al uso, aquellos en los que debes practicar sentada en silencio, respirando profundamente y evitando las distracciones que vagan por tu cabeza, ni son aptos para todos ni dan resultados de forma rápida.
La meditación y la atención plena, de hecho, no son sinónimas: “El mindfulness es un estado de la mente en el presente. Poco a poco se ha ido confundiendo ese estado con una serie de ejercicios de meditación, cuando es una actitud ante el día a día, que puede abarcar todas las actividades que realizamos”, señala Luis López, doctor en psicopedagogía y director del máster en Relajación, Meditación y Mindfulness de la Universidad de Barcelona.
Una de las actividades que te permite ejercitar la concentración y, por ende, disfrutar más, es el ejercicio físico. En concreto, el running permite llevar a cabo diversas técnicas de meditación. El monje budista tibetano y corredor de maratones Mipham Rinpoche ha convertido sus carreras en una forma de meditación, algo que ha plasmado en el libro Running with Mind of Meditation. Estos son algunos de los consejos que propone para meditar a la vez que te pones en forma.
Fíjate en las reacciones de tu cuerpo. Controla la respiración, de forma que sea armónica, acorde con el movimiento. Busca el equilibrio: evita que tu cuerpo esté demasiado rígido o, por el contrario, muy relajado. Estos ejercicios te permiten ver cómo lo que piensas incide en cómo reacciona tu físico.
Agradece el entrenamiento. Date permiso para apreciar y disfrutar el tiempo que dedicas al ejercicio. Es como hacerle un regalo a tu mente, y es una actitud que se nota de forma inmediata. Apreciar los logros propios y ajenos amplía la perspectiva mental.
Añade retos a la carrera. La combinación de correr y meditar debe tomarse como un desafío: intentar correr más tiempo o más rápido, aunque te canses más, y todo ello manteniendo un estado de concentración. En lugar de ver esta actividad como un problema, considérala como algo que te ayudará a mejorar y a crecer a nivel personal.
Busca un objetivo. Si no tienes metas, el cuerpo pierde energía, la mente deambula y las actividades carecen de interés. Puedes variar tus objetivos día a día en la carrera. Por ejemplo, mantener la atención, tanto como sea posible, en lo que percibes en tu entorno mientras corres.
Siéntete digna. El resultado de integrar técnicas de meditación y running es un sentimiento de dignidad. Te sientes bien porque ganas energía y, a la larga, alineas lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. Asimismo, cuando conectas con tu valía, sabes reconocer mejor la de los demás.