¿Buscas posturas de yoga fáciles para iniciarte en esta milenaria práctica? Vamos a aprender en este artículo 3 de las más fáciles.
Somos cualquier cosa menos seres estáticos. Al contrario, somos por naturaleza seres dinámicos. Con el paso tiempo, el estilo de vida, el estrés o la genética muchas partes de nuestro cuerpo se van secando y oxidando.
La práctica del yoga nos ayuda a desarrollar una cualidad natural de nuestro ser: el movimiento, que mantiene jóvenes y vivos todos los rincones de nuestro cuerpo. Concretando existen 3 partes del cuerpo, las cuales en mi opinión todo occidental debería estirar cada día esté donde esté y que si te fijas siempre estarán presente en una clase de yoga para principiantes: las caderas, el pecho y la columna.
Cinco minutos de tu día: saludo al Sol.
Para empezar el día es clave dedicar 5 minutos a realizar una de las posturas de yoga más famosas: dos saludos al sol. Esta secuencia nos garantiza adentrarnos en las posturas de forma segura y con la mente empoderada. Ésta es una asana que puedes hacer en casa.
Los saludos al sol (Surya Namaskaras) son el ejemplo clásico de postura de yoga con movimiento dinámico para calentar el organismo. La secuencia es una manera excelente de empezar la mayoría de las prácticas de yoga ya que con modificaciones o variaciones la mayoría de las personas pueden hacerlo. El saludo al sol calienta y despierta la totalidad del cuerpo, ablanda los músculos, abre las articulaciones y estimula los circuitos energéticos, iniciando una atención consciente y una sincronización de movimiento con la respiración, uniendo así el cuerpo, la mente y el espíritu.
Postura de yoga 1: apertura de caderas: sin miedo
Las sillas que están presentes en casi toda nuestra vida (oficina, coche, inodoro,etc..) hacen de las caderas una de las partes más rígidas del cuerpo y pueden incluso afectar a nuestro estado de ánimo. Existe un músculo conocido como el “músculo del alma” llamado psoas y está ubicado de manera muy profunda en nuestra cadera, se conecta directamente con el cerebro y cuando está tenso u oprimido sentimos sensación de miedo.
Estirar y abrir las caderas no sólo libera nuestras piernas estirando los músculos de los muslos y haciendo que circule mejor la sangre por ellos, sino que alivia nuestros temores y nos da fuerza para enfrentarnos a la vida. Recomiendo dos posturas o asanas para esta parte del cuerpo que son:
Si eres principiante la postura de la Luna creciente baja o Anjaneyasana, realiza entre 3 y 5 respiraciones profundas, según vayas avanzando poco a poco y cambia de pierna.
Para profundizar La postura de la Palamoa o Eka Pada Rajakapotasana durante 5 respiraciones con cada pierna.
Postura de yoga 2: aperturas de pecho, saca todo lo que llevas dentro
Las aperturas de pecho son necesarias puesto que es el único momento del día en que vamos, literalmente, a dar la vuelta a nuestro a cuerpo como un calcetín. Tendemos a encorvarnos en nuestra vida cotidiana, a cerrar nuestro pecho por la gravedad y por el estrés que se acumula en nuestro organismo. Cuando el cuerpo se cierra la energía se estanca, no fluye y hace que el cuerpo envejezca o mucho peor que creemos enfermedades. Las aperturas de pecho son estiramientos profundos de toda la parte frontal del cuerpo, especialmente del centro del corazón, el abdomen y la entrepierna.
Abren la caja torácica permitiendo que entre más oxígeno a nuestros pulmones. Abriendo el pecho nos adentramos en un terreno emocional. Toda la ira, la rabia, el dolor o las penas se acumulan en el centro del pecho, así rompemos esa caja de pandora para soltar todo lo acumulado que puede ser de días, de meses o incluso de años y nos ayuda a no somatizarlo en el futuro.
Recomiendo el gato o Bidalasana y postura de la vaca Marjaryasana, se realiza de forma dinámica, al inhalar hacemos el gato y al exhalar la vaca. Haz 5 respiraciones acompañadas del movimiento.
Profundizando llegamos a la postura del Camello o Ustrasana, mantén entre 3 y 5 respiraciones profundas.
Postura de yoga 3: la columna, donde se encuentra la juventud.
Podemos hacernos miles de tratamientos en el rostro, estirarnos la piel e incluso tomar vitaminas de toda clase pero si nuestra columna está encorvada o simplemente rígida nuestra salud y aspecto corren peligro. Una columna flexible hace de su dueño una persona libre, con agilidad y protegido de cualquier impacto. La columna guarda la médula espinal responsable de informar a todo el organismo de lo que nos ocurre y debemos mantenerla fuerte para protegernos y no sufrir dolores de espalda que tanto nos condicionan nuestro carácter en el día día.
Sugiero empezar con las flexiones hacia delante que son posturas profundamente calmantes. Estiran la parte trasera de nuestro cuerpo empezando por la fascia plantar de los pies, pasando por los tendones de Aquiles, gemelos, tendones y aductores en la parte posterior e interior de los muslos, glúteo mayor, cuadrado lumbar y músculos erectores de la columna. Estiraremos todo esto con la postura de la pinza sentada o Paschimottanasana.
Posteriormente, seguiremos con las torsiones. Penetran deliciosamente en el torso, estimulando y tonificando los órganos internos, en concreto los riñones y el hígado, mientras crean flexibilidad y libertad en la columna y estiran los hombros, el cuello y las caderas. Cuanto más torcemos nuestro cuerpo enroscándonos todo lo que podemos, con más facilidad soltamos tensión física y emocional acumulada.
La postura más indicada es la Media Torsión tumbada si eres principiante o sentada si quieres profundizar también conocida como Ardha Matsyendrasana. Mantén 5 respiraciones en cada lado.
¿Te has quedado con ganas de más? Prueba estas 15 posturas de yoga