El running es hoy uno de los deportes más practicados al aire libre. Cada día gana nuevos adeptos, y no es de extrañar: se puede practicar a cualquier hora del día, tanto en el campo como en la ciudad, y nos hace conectar con nuestro cuerpo y liberarnos del estrés del día a día.
El running está de moda, y lo cierto es que sus ventajas van más allá de lo físico: a nivel mental, nos ayuda a ganar confianza, seguridad y autoestima, y nos permite ver que somos capaces de superarnos día tras día y lograr nuestros objetivos. En definitiva, salir a correr son todo ventajas, y en un mundo donde las ciudades son cada vez más grandes y pobladas, reservar unos minutos u horas al día para disfrutar de los beneficios del running y el contacto con la naturaleza en espacios como los parques públicos es muy altamente – e incluso necesario – para la salud.
Pero, ¿qué pasa en verano? El inicio del mes de junio marca un antes y un después en las temperaturas año tras año. La primavera llega a su fin, y los días son cada vez más calurosos. Las horas de más calor que buscábamos en febrero o marzo para salir a correr son ahora las que debemos evitar. Lo cierto es que se puede seguir practicando running sin ningún problema durante los meses de verano, pero siempre tomando precauciones y dejando tiempo para que nuestro cuerpo se adapte al calor.
Con el fin evitar deshidrataciones e insolaciones, que pueden derivar en problemas de salud más graves, y para seguir disfrutando de este deporte incluso cuando las temperaturas son altas, estos son algunos consejos que deben acompañarnos en nuestras salidas para correr: