Al hablar de parques urbanos, el ideal que nos viene a la cabeza es Central Park, ese enorme pulmón verde situado en la isla de Manhattan. O lo que es lo mismo, una gran zona verde en medio de la masa grisácea de los rascacielos de Nueva York. Para muchos neoyorkinos, Central Park es uno de sus refugios favoritos gracias a los numerosos lagos artificiales que tiene y a sus amplios espacios donde practicar deporte.
Pero, ¿qué tienen los parques urbanos para que terminemos acudiendo a ellos en nuestros mejores y peores días? Esa capacidad de aislar del mundo, del ruido y del estrés de la gran ciudad. De hacernos sentir bien. Al igual que Central Park, el Parque Metropolitano de Santiago de Chile, el Ueno en Tokio, el mismo Parc Güell de Barcelona o el Retiro en Madrid, nos abrazan con su naturaleza y ayudan a nuestra salud. De hecho, está probado que contemplar un paisaje hermoso es un gran antídoto contra la depresión, la ansiedad o la fatiga mental.
El contraste con todo lo que entendemos por una metrópoli es lo que convierte a los parques urbanos en un espacio mágico: pasear, correr, jugar, leer? respirar profundo. Un sitio al que acudir para favorecer el bienestar de tu cuerpo y tu mente, para reencontrarte con la naturaleza y con uno mismo. Lugares que todo urbanita debería aprovechar.
Un refugio saludable en la gran ciudad
Los parques urbanos aportan un espacio de naturaleza y desconexión a los habitantes de las grandes ciudades, beneficiando su salud física y mental.

Parques urbanos