Tras dedicarme a guiar sesiones de yoga y mindfulness con embarazadas en sus diferentes etapas y guiarlas hacia estados de conciencia y energía más conscientes y equilibrados, puedo decir que las madres practicantes experimentan cambios positivos a nivel corporal, emocional y mental.
El embarazo, si una se lo propone, puede convertirse en un estado de conexión con la vida. Es un periodo en el que se produce un estado ampliado de conciencia que sucede de manera natural, un momento de creación de otra vida que dura los nueve meses de gestación, prolongándose más de cuarenta días después del parto. De hecho, muchas mujeres afirman que es el mejor momento de su vida.
Durante este periodo, la mujer percibe muchos cambios corporales y emocionales, sensaciones nuevas y desconocidas, que pueden no entenderse bien y requieren ir adaptándose a cada circunstancia, ya que varían drásticamente de una mujer a otra, así como de un embarazo a otro. Por un lado, resulta emocionante, y, por otro, puede provocarnos intranquilidad e incluso desánimo.
El autocuidado, la autoobservación, el autoconocimiento y la aceptación son fundamentales para vivir plenamente esta etapa de transformación y crecimiento
Por ello, el autocuidado, la autoobservación, el autoconocimiento y la aceptación son fundamentales para vivir plenamente esta etapa de transformación y crecimiento, no sólo para la mujer que lo experimenta, sino también para la pareja que acompaña esta experiencia.
Cómo adaptar la práctica de yoga al embarazo
La respiración, la práctica de asanas con control postural, la meditación y relajación, son algunas de las técnicas que conforman el yoga durante el embarazo. Me gusta también añadir la “mantralización” (canto con mantras) y las visualizaciones, aunque hay escuelas yóguicas que lo incorporan dentro de las prácticas meditativas.
Recientes investigaciones sobre yoga muestran que las embarazadas pueden continuar con sus rutinas de una forma adecuada, incluso más intensa de lo que se pensaba, siempre acordes con el nivel de preparación que se tenía antes de la concepción. Sin embargo, se aconseja practicar yoga integrando modificaciones específicas para cada trimestre que velen por la seguridad de la mujer y de su bebé y que amplíen su confort. Estas transformaciones son muy útiles para las nuevas alumnas, en especial para quienes quieren comenzar la práctica una vez iniciado el periodo de gestación. La supervisión de especialistas es clave para dar la oportunidad al proceso de ser disfrutado.
Se aconseja practicar yoga integrando modificaciones específicas para cada trimestre que velen por la seguridad de la mujer y de su bebé y que amplíen su confort
El cuerpo de la mujer elabora diferentes hormonas durante el período de embarazo y post parto, y una de ellas es la llamada relaxina, que se produce con la finalidad de suavizar las contracciones espontáneas de la musculatura uterina y facilitar la apertura del canal del parto. Además, ablanda los ligamentos de todas las articulaciones, generando mayor elasticidad, por lo que el periodo de embarazo se convierte en una magnífica ocasión para corregir y reaprender hábitos posturales nuevos que eviten malestar o dolor.
Sorprende la reciente confirmación de numerosas investigaciones sobre la existencia de una conciencia intrauterina que se manifiesta en reacciones emocionales (miedo, estrés y placer) almacenando estas experiencias en la memoria. Empieza a ser una prueba de que niveles altos de cortisol (hormona del estrés) en el útero afectan al cerebro del bebé y en su aprendizaje futuro. Así, si una madre está ansiosa, su nivel de cortisol será mayor, y esta hormona llegará a la placenta. Por eso, la exposición prenatal a niveles elevados de estrés materno puede alterar el neurodesarrollo fetal. Finalmente, puede influir en la evolución posterior de las capacidades cognitivas del niño.
Pero los estudios evidencian que la práctica constante de yoga, además de optimizar el estrés y la ansiedad, también mejora el estado de ánimo de las embarazadas.
Otros beneficios que nos aporta la práctica duranta la gestación son: la disminución del dolor durante el parto, la reducción de náuseas y dolores de cabeza, el perfeccionamiento del control de la respiración, la mejora del sueño reparador, el desarrollo de la autoconfianza y la autoestima, el aumento de la función inmunológica y la creación de una conexión aún más fuerte con el bebé.