La mía es una receta crudivegana, que se prepara en un momento y no necesita ningún tipo de cocción. Además, se hace con tan solo 4 ingredientes, y es ideal para cuando queremos un dulce ya mismo y sin complicaciones. No son necesarios tiempos de reposo, ni de nevera, para poder disfrutarlas, y además, si nos sobran, se pueden congelar y recurrir a ellas cuando volvamos a tener antojo de dulce.
Su ingrediente principal es la zanahoria, una raíz que destaca por su alto contenido en provitamina A, aunque también contiene vitamina C y algunas del grupo B, como el ácido fólico. Entre sus minerales destacan el potasio, el magnesio, pero también el calcio. Si se consume en crudo, su fibra actúa como laxante natural, pero cocida es un buen remedio contra la diarrea, gracias a su pectina. Así pues, esta hortaliza es uno de los mejores reguladores intestinales naturales que existen.
Estas bolitas son también una buenísima manera de que los más peques de la casa coman más hortalizas sin enterarse
Son perfectas como merienda al salir del cole, o durante el fin de semana. Para todo el mundo son ideales como snack a cualquier hora, o como postre para tomar sin remordimientos. Y al ser un dulce vegano, sin gluten, ni frutos secos, ni lactosa, es perfecto para personas con cualquier tipo de dieta o con intolerancias o alergias.
Estas bolitas también se pueden preparar con zanahorias cocidas, pero esta opción tiene el inconveniente de que vamos a tener que emplear un tiempo extra en cocerlas y enfriarlas. Eso sí, el resultado es algo diferente, ya que la mezcla queda más suave y blandita.
La zanahoria y el coco combinan estupendamente, así que estoy segura de que esta receta ¡te va a enamorar!