Hace ya unos años que las leches vegetales forman parte de la dieta diaria de muchas personas. Ya sea de avena, soja, arroz o almendras, todas son alternativas a la leche de vaca, que no contienen lactosa, y que nos aportan diferentes nutrientes, dependiendo de su ingrediente principal. Se elaboran a partir de frutos secos, legumbres, semillas o granos, y cada persona tiene su preferida, según en qué momento del día o con qué la tome.
Yo hace mucho tiempo que preparo mis propias leches vegetales, y desde siempre las que más me gustan son las de frutos secos y semillas, por su contenido en grasas saludables y su textura. Y como el pistacho es un fruto seco que a todo el mundo le encanta, pero que no se utiliza habitualmente para preparar bebidas vegetales, he decidido hacer esta receta casera con ellos y darle un delicioso toque aromático con vainilla natural.
Las propiedades del pistacho
El pistacho es un fruto seco con un sabor riquísimo y un fascinante y vibrante color verde. Es rico en proteínas, grasas monoinsaturadas y fibra. Entre sus vitaminas destacan la A, la E, pero también contiene pequeñas cantidades de todas las del grupo B, menos de la B12. El potasio, el magnesio o el fósforo son algunos de sus minerales.
Para preparar esta receta utilizaremos los pistachos crudos, ya sean previamente pelados o con cáscara que quitaremos antes del remojo. Yo no la endulzo, pero se le puede añadir un poco de eritritol al batir los ingredientes. Este endulzante saludable, sin calorías y apto para diabéticos, es el ideal, porque al ser de color blanco, no alterará el color verde de la preparación.
La vainilla, un clásico que no falla
Por otro lado, la vainilla es conocida por sus propiedades relajantes y digestivas, siendo un ingrediente muy interesante para incluir por las noches o antes de ir a dormir. Esta maravillosa especia, con forma de vaina, es el fruto de una orquídea tropical y una de las más valoradas, por su intensidad aromática.
Es rica en antioxidantes y contiene pequeñas cantidades de minerales como el magnesio y el calcio. Yo en esta receta utilizo directamente la vaina para que su sabor sea más intenso y natural, pero se puede sustituir por vainilla en polvo o por su extracto. La vaina la infusiono primero, para que quede blandita al batirla y así poder aprovechar después todo el resto de pulpa que sobra, añadiéndola a un yogur o kéfir, mezclada con compota o en alguna receta dulce y saludable.
Anímate a preparar esta maravillosa bebida vegetal en cualquier momento del año. Es ideal para tomarla templadita en invierno o bien fría cuando hace calor, y disfrutar de sus propiedades ¡y de su rico sabor!