La sopa de cebolla es una deliciosa y reconfortante opción para los días fríos. En invierno siempre apetece un buen plato de sopa caliente para empezar cualquier comida, y esta receta tan antigua y conocida en tantas partes del mundo, es una elaboración exquisita y llena de sabor, con la que siempre vas a triunfar.
Su origen se sitúa en la región de Lyonnais, en el este de Francia, en el siglo XVII. La cebolla es un vegetal de fácil cultivo y muy resistente, por lo que se convirtió en un básico en la cocina francesa de esa época. Los cocineros de la región comenzaron a experimentar con diferentes formas de prepararla, y así es como dieron con la sabrosa y nutritiva sopa de cebolla.
Pero no fue hasta el siglo XIX cuando la sopa de cebolla se hizo popular en toda Europa. En París, los restaurantes comenzaron a servirla cubierta con tostadas y queso, una combinación que sigue siendo popular en la actualidad, y que yo mantengo en mi versión, porque le da un toque gourmet muy especial.
Receta rápida muy parecida a la original
En la receta original se caramelizan las cebollas con una cocción lenta y larga. Yo preparo esta versión exprés, en la que incluyo un poco de azúcar de coco al pochar la cebolla, para darle dulzor y así poder tener el plato listo en menos de 30 minutos.
Además, añado setas shiitake, y otros ingredientes que no se usan en las recetas más tradicionales. Por ejemplo, en vez de la típica harina para espesar, yo le añado levadura nutricional. Con ella consigo espesor y sabor, añadiendo una buena cantidad de vitaminas del grupo B y de minerales como el magnesio, el hierro o el fósforo.
Los ingredientes principales de esta sopa son la cebolla y las setas shiitake, estas últimas conocidas por sus propiedades medicinales y nutricionales. La cebolla es rica en vitamina B6, vitamina C y fibra, además de contener compuestos antiinflamatorios y antioxidantes.
Por otro lado, las setas shiitake, son una buena fuente de proteínas, y contienen un compuesto llamado lentinano, que les otorga propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas. Además son ricas en vitaminas del grupo B, vitamina D, y ácido linoleico. Estas propiedades lo convierten en un alimento ideal para prevenir enfermedades cardiovasculares y potenciar el sistema inmunológico.
Adaptable a todo tipo de dietas
La receta de la sopa es vegana, y el único ingrediente de origen animal que uso es el queso que llevan las tostadas. Dependiendo del tipo de dieta que se siga, se puede utilizar un queso de origen animal o sustituir por su versión vegetal, para que el plato sea 100% apto para veganos.
Si no se quiere incluir alcohol en la receta, se puede sustituir el vino por la misma cantidad de caldo. El sabor variará un poco, pero quedará muy rica también. En definitiva, esta es una sopa llena de sabor, que tendrás lista en pocos minutos, ¡y que es perfecta para disfrutar en los meses más fríos del invierno!